Julio Segura deja una CNMV estigmatizada por las participaciones preferentes

  • El presidente de la CNMV, Julio Segura, concluye el próximo 6 de octubre un mandato agridulce al frente del organismo, pues su insistente mantra de protección al inversor no ha evitado que su gestión quede indisolublemente unida al escándalo de las preferentes.

Eva Yraola

Madrid, 21 sep.- El presidente de la CNMV, Julio Segura, concluye el próximo 6 de octubre un mandato agridulce al frente del organismo, pues su insistente mantra de protección al inversor no ha evitado que su gestión quede indisolublemente unida al escándalo de las preferentes.

Julio Segura, economista de profesión y profesor de vocación, ha tenido que aparcar su afición por el ajedrez y su inclinación a la ironía para parapetarse detrás de una legislación con la que no ha podido proteger a los pequeños ahorradores de la voracidad de las entidades financieras.

En sus cinco años y medio al frente de la institución Segura ha puesto en marcha iniciativas novedosas como el plan de actividades, el portal del inversor o el plan de educación financiera, pero todo ello ha quedado empañado por el escándalo de la comercialización masiva de las participaciones preferentes entre inversores minoristas.

Estos instrumentos, inversiones perpetuas parecidas a las acciones pero que no otorgan derechos políticos, han supuesto la única mancha visible en una gestión que fuentes del mercado califican de "gris" si se compara con la que ejerció su antecesor, Manuel Conthe.

Si a Conthe se le recuerda por su incontinencia verbal y su código de buen gobierno, la figura de Julio Segura está indisolublemente unida a las preferentes, que han supuesto un enorme desgaste para la credibilidad de un sector financiero inmerso en un proceso global de reestructuración.

Segura comenzó su andadura al frente de la CNMV dispuesto a mantener un perfil bajo y a renovar el sistema de supervisión mediante un modelo mixto conocido como "twin peaks", basado en dos organismos supervisores.

La CNMV vigilaría la transparencia en los inversores, los asegurados y los ahorradores, y, a su vez, el Banco de España se dedicaría a asegurar la solvencia de bancos, de cajas y del resto de entidades financieras.

Sin embargo, la crisis financiera global, y la obligada reestructuración del sector bancario dejó en segundo plano la reconversión de la supervisión y obligaron a la CNMV a dedicar toda su atención a la avalancha de colocaciones, entre inversores poco cualificados, de productos complejos.

Segura ha defendido la actuación de la CNMV en este asunto y ha asegurado que el organismo habría tenido que incumplir la legislación vigente para evitar la venta de preferentes entre inversores minoristas, miles de los cuales han quedado atrapados sin poder disponer de sus ahorros.

Muchos de ellos buscaron el amparo de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Banca (ADICAE), cuyo presidente, Manuel Pardos, ha despachado la gestión de Segura con un parco "ha sido uno más" entre los responsables del organismo supervisor, dijo a EFE.

La otra gran piedra en su camino fue la salida a bolsa de Bankia, cuya imparable pérdida de capitalización bursátil desató una oleada de peticiones para que el supervisor evitara que los pequeños ahorradores que habían acudido a la operación se desangraran cada día un poco más.

La respuesta del organismo, y del propio Segura, se puede leer en cada hecho relevante en el que la Comisión suspende la cotización de un valor, cosa que ocurre sólo cuando se dan circunstancias que no están en conocimiento del mercado y que pudieran afectar a la cotización del valor.

En el caso de Bankia, las discrepancias contables eran imposibles de detectar para la CNMV, auditadas como estaban las cuentas por dos firmas y supervisadas por el Banco de España.

Mostrar comentarios