La Casa Blanca y los republicanos pactan cómo evitar el precipicio fiscal

  • La Casa Blanca y los representantes republicanos en el Senado llegaron hoy a un principio de acuerdo sobre cómo evitar el llamado "precipicio fiscal", a pocas horas de la prevista entrada en vigor en EE.UU. de una subida generalizada de impuestos combinada con recortes drásticos en el gasto público.

Washington, 31 dic.- La Casa Blanca y los representantes republicanos en el Senado llegaron hoy a un principio de acuerdo sobre cómo evitar el llamado "precipicio fiscal", a pocas horas de la prevista entrada en vigor en EE.UU. de una subida generalizada de impuestos combinada con recortes drásticos en el gasto público.

Según confirmaron fuentes gubernamentales y legislativas, citadas por los medios estadounidenses, el preacuerdo cuenta con el respaldo del presidente, Barack Obama, así como del líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, y de la líder de la minoría de ese partido en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

El vicepresidente Joe Biden, que es también presidente del Senado, trata esta noche de obtener el respaldo de todos los senadores demócratas.

Si el principio de acuerdo es respaldado por el caucus demócrata del Senado, el pleno de la Cámara alta podría votar el compromiso esta misma noche.

Fuentes parlamentarias anunciaron que la Cámara de Representantes, por su parte, volverá a reunirse mañana, día festivo, a partir de las 17:00 GMT, para comenzar a analizar el eventual paquete legislativo del Senado.

Sin el visto bueno de la Cámara baja, donde los republicanos son mayoría, los proyectos necesarios para evitar los efectos del "abismo fiscal" no pueden entrar en vigor.

Según lo filtrado hasta el momento, el compromiso prevé la extensión de las rebajas impositivas aprobadas durante la presidencia de George W. Bush para las familias con rentas anuales inferiores a los 450.000 dólares.

Por encima de ese umbral, la tasa del impuesto sobre la renta subiría del 35 % actual a un máximo del 39,6 %, lo que supondría la primera subida de impuestos en EE.UU. en dos décadas, algo a lo que se han opuesto con uñas y dientes los republicanos.

La Casa Blanca, sin embargo, habría accedido a elevar, de 250.000 a 450.000 dólares anuales, el umbral de rentas a partir del cual se subirían los impuestos.

Durante toda la campaña electoral, Obama defendió el incremento de impuestos para los "millonarios y multimillonarios" y situó ese nivel de riqueza por encima de los 250.000 dólares anuales.

El compromiso en ciernes también incluiría un aplazamiento, por dos meses, de los recortes automáticos del gasto público que deberían entrar en vigor a partir del miércoles, según fuentes citadas por la cadena CNN.

En una comparecencia ante los medios, a primera hora de la tarde, el presidente anunciaba hoy que un acuerdo estaba "a la vista".

Obama recordó que su preferencia desde el principio había sido "un acuerdo amplio", con todos sus elementos, y responsabilizó a los republicanos de no haber sido receptivos a ese enfoque, por lo que el resultado final iba a ser mucho más modesto en términos de reducción del déficit.

En la negociación contrarreloj, republicanos y demócratas habían logrado ya esta tarde un compromiso previo para neutralizar la mayor parte de las subidas de impuestos.

En ausencia de acuerdo, se calcula que el país podría pasar a partir de mañana por un ajuste equivalente a 4 puntos porcentuales de su PIB, a través de una subida de impuestos valorada en 500.000 millones de dólares y un recorte masivo del gasto de otros 200.000 millones, sobre todo en Defensa y Salud.

El líder de los republicanos del Senado, Mitch McConnell, confirmó pronto que los dos partidos habían llegado a un acuerdo sobre todo el capítulo impositivo y que se encontraban "muy, muy cerca" de un acuerdo global.

A lo largo de esta última fase, McConnell ha negociado directamente con el vicepresidente Joe Biden, veterano exsenador con quien se entiende bien y con quien ha fraguado en el pasado otros difíciles compromisos.

De lo que se trataba para ambos, principalmente, era de evitar que expiraran a partir de mañana, al menos para el grueso de la clase media estadounidense, las reducciones de los tipos impositivos introducidas en 2001 y 2003 durante la presidencia del republicano George W. Bush.

Obama convirtió la exigencia de que los millonarios contribuyan un poco más a la solución del endeudamiento del país en su principal banderín de enganche durante la reciente campaña electoral.

Aparte de la prórroga de las rebajas de la era Bush, el compromiso incluiría también la prórroga del subsidio de desempleo para 2 millones de estadounidenses.

Las familias de bajos ingresos se beneficiarían igualmente de una extensión de las deducciones por estudios universitarios para sus hijos, y los empresarios verían extenderse los incentivos fiscales a la investigación y el desarrollo, entre otros elementos del paquete.

Por lo que respecta al impuesto sobre los bienes heredados, el tipo aumentaría del 35 % hasta el 40 %, manteniéndose la exención actual para los bienes valorados en hasta 5 millones de dólares.

Según los términos del preacuerdo que han trascendido, tampoco se vería recortada el año próximo la compensación que perciben los médicos por la atención que prestan a los pacientes cubiertos por el programa público de asistencia sanitaria para jubilados (Medicare).

Globalmente, el compromiso supondría para el Tesoro un incremento de ingresos de 600.000 millones de dólares a lo largo de la próxima década, muy por debajo del billón de dólares que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, llegó a aceptar a mediados de diciembre.

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