La Comisión Europea saluda que Berlín y París den un impulso a la tasa Tobin

  • La Comisión Europea (CE) saludó hoy la iniciativa que han tomado Alemania y Francia para impulsar una tasa a las transacciones financieras -tasa Tobin-, al ser los dos primeros países en solicitar formalmente una cooperación reforzada para introducir este impuesto.

Bruselas, 28 sep.- La Comisión Europea (CE) saludó hoy la iniciativa que han tomado Alemania y Francia para impulsar una tasa a las transacciones financieras -tasa Tobin-, al ser los dos primeros países en solicitar formalmente una cooperación reforzada para introducir este impuesto.

El comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semeta, ha recibido hoy una carta de Berlín y de París en la que solicitan esta cooperación reforzada para introducir la tasa Tobin, que deberá ser apoyada por al menos otros siete países para entrar en vigor, tal y como confirmó a Efe la portavoz comunitaria Emer Traynor.

Los ministros de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, y de Francia, Pierre Moscovici, han enviado además otra misiva a los demás países para pedir que se sumen a la iniciativa.

"Saludamos este paso. Damos la bienvenida a todo lo que pueda impulsar la tasa a las transacciones financieras y lo que han hecho (Alemania y Francia) es algo muy bueno", dijo Traynor.

La Comisión Europea no puede iniciar los procedimientos y trámites necesarios hasta que haya recibido otras siete solicitudes.

"Una vez tengamos las nueve peticiones podremos actuar extremadamente rápido" para presentar al Consejo de la UE una propuesta para una cooperación reforzada, afirmó.

El Ejecutivo comunitario también valora que en la carta germano-francesa, Schäuble y Moscovici se basa en la propuesta original que la Comisión Europea aprobó el 28 de septiembre de 2011, para la creación de una tasa Tobin.

En esta iniciativa, la CE planteaba que la tasa sobre las transacciones financieras fuera incluida en la presentación de los presupuestos de la UE en junio de ese año, con el objetivo de aumentar los ingresos comunitarios y reducir las aportaciones de los Estados miembros.

El proyecto inicial de la Comisión Europea implica gravar con un 0,1 % las transacciones con acciones y bonos, y con un 0,01 % las operaciones con derivados.

La última propuesta sobre la mesa incluía la posibilidad de una tasa por etapas, comenzando con una que excluya los derivados.

En opinión de fuentes diplomáticas, Berlín y París han enviado la carta a las demás capitales para "presionarlas" a que tomen cuanto antes una decisión y formulen su petición ante la Comisión Europea.

Actualmente unos catorce países miembros se decantaría a favor de la tasa, según fuentes diplomáticas.

Otras fuentes no se atreven a poner una cifra a los posibles apoyos al impuesto, a la vista de que en el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) del pasado junio, varios Estados miembros no querían adoptar una posición definitiva.

Ése es también el caso de España, aseguraron a Efe fuentes del Gobierno español después de que algunos medios publicaran que Madrid y Roma podrían finalmente no sumarse a cooperación reforzada.

"No hay una posición tomada" aún, señalaron las fuentes.

La UE constató en junio que no existe consenso para introducir una tasa a las transacciones financieras a Veintisiete, por lo que los países que se pronunciaron a favor del impuesto decidieron avanzar mediante la cooperación reforzada.

En el debate público, Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Grecia, Portugal, Eslovenia, Eslovaquia, y en menor medida Italia y España, se decantaron a favor de esa opción.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, dijo estar dispuesto a "explorar" esta posibilidad, siempre que se haga de manera gradual y por etapas.

Los Estados miembros interesados tienen que formular una petición a la Comisión Europea detallando el alcance y los objetivos de la cooperación reforzada y ésta estudiará la propuesta para garantizar que cumpla las condiciones necesarias.

Después los 27 Estados miembros tendrían que autorizar la cooperación reforzada mediante mayoría cualificada y la Comisión propondría una propuesta en línea con la que ya estaba sobre la mesa. El Parlamento Europeo tendría que dar su consentimiento.

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