La crecida del ebro anega más de 5.000 hectáreas de cultivo en zaragoza

ZARAGOZA, 23 (SERVIMEDIA/ARAGÓN PRESS)

Más de 5.000 hectáreas de cultivo se han visto afectadas por las crecidas de caudal del río Ebro en las localidades ribereñas zaragozanas, según la Plataforma de Afectados por las Inundaciones.
Pese a las más de 5.000 hectáreas de cultivo anegadas por el agua, la crecida ha pasado por las localidades afectadas sin obligar a desalojar a sus habitantes, que han reforzado diques para evitar la inundación de los cascos urbanos.
Los vecinos se han afanado en reforzar las protecciones y la Confederación Hidrográfica del Ebro y la Diputación Provincial de Zaragoza hacían lo propio con el envío de camiones de tierra y excavadoras a Pradilla de Ebro y a Boquiñeni, al superar el cauce la extensión de su dique de defensa, quedando al final el nivel del río, tras pasar la cresta de la última crecida, a 6,90 metros, con un caudal de unos 1.900 metros cúbicos por segundo.
Al final, todo quedó en un susto, aunque todos los dispositivos de emergencia de Confederación, Gobierno, Protección Civil, Cruz Roja, Diputación Provincial de Zaragoza y Bomberos de Zaragoza están preparados para actuar en caso de inundación y desalojar a los vecinos si fuera necesario. La misma localidad de Alagón, que ayer estuvo pendiente de que no se inundaran la carretera y el polígono industrial de La Ciruela, se ha ofrecido para acoger a quienes lo necesitaran en sus instalaciones municipales.
En Novillas, lugar donde se inició la crecida el lunes y algunas viviendas tuvieron filtraciones de aguas subterráneas, todos sus efectivos están movilizados por el río. La población realiza los trabajos necesarios para proteger sus casas del agua.
En Gallur, el caudal registra una tendencia a la bajada. La avenida ha sido inapreciable en altura, puesto que si a lo largo del lunes tuvieron unos 2.000 metros cúbicos por segundo, los 300 que quedaban por pasar casi han pasado desapercibidos. Ya no se realizan trabajos de refuerzo y lo que se espera es a que bajen las aguas para hacer un balance de daños.
Los efectos se han dejado notar en la inundación de varias instalaciones municipales de su margen izquierda y en las explotaciones agrícolas. Su alcalde, Antonio Liz, considera que los daños en materia de infraestructuras de caminos y riegos son importantes.
QUE SE LIMPIE EL RÍO
Todos apuntan a que esta situación podría haberse evitado limpiando el cauce del río; algo que no permite hacer a la Comunidad la legislación medioambiental estatal, que la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, ha considerado “muy estricta” en su visita a los municipios afectados este martes por la tarde.
A ellos les ha comunicado que espera que se busque algún “sistema” para que la Comunidad pueda intervenir en el río Ebro, al igual que ya hace con otros ríos, solventando así que con una crecida ordinaria, como es la actual, se alcancen alturas de hasta siete metros, como ha ocurrido en Gallur, Novillas o Pradilla de Ebro.
Mientras se consigue que Aragón pueda actuar en el Ebro, los alcaldes de la ribera solicitan que se realicen todas las acciones posibles para que los diques de tierra levantados aguanten la embestida y no llegue el agua a los cascos urbanos. Además, los vecinos alertan de que las próximas lluvias y el deshielo volverán a provocar daños.
Asimismo, el Gobierno de Aragón estudia cómo ayudar a los pueblos afectados por la crecida del caudal del río Ebro, dentro de sus competencias y a través del Fondo de Contingencia. El Ejecutivo autonómico considera que hay que conjugar lo humano con lo medioambiental y apuesta por la limpieza del río.
El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, considera que los daños que pueda producir la crecida del Ebro en la capital serán mínimos, ya que la ciudad tiene un nivel de protección muy alto frente a las crecidas.
El Ebro ha registrado diversas crecidas en los últimos años. La más grave data de enero de 1961, cuando el río alcanzó un caudal de más de 4.000 metros cúbicos por segundo. Supuso la creación del Galacho de Juslibol.
Más recientemente, en 2003 se produjo una crecida que alcanzó los 3.200 metros cúbicos por segundo de caudal. En 2007, la más reciente en la capital aragonesa, el Ebro alcanzó los 2.300 metros cúbicos.

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