Felipe Benjumea, presidente de Abengoa, es el hombre más popular en los grandes bufetes de abogados. La demanda contra el Gobierno español por la rebaja de las primas a la generación de energía termosolar y la solicitud de un arbitraje internacional conocida la semana pasada meten una velocidad más en la batalla judicial que la legión de inversores en energías renovables plantea al Ejecutivo que preside Mariano Rajoy.
"Lo de Abengoa es algo así como una llamada masiva a la rebelión. Los inversores afectados están muy calientes y los que aún no han recurrido a los tribunales lo van a hacer muy pronto a la vista de que una de las torres más altas del sector ha dado el paso. Es un gran precedente", señalan en un despacho de abogados madrileño.
La ofensiva que dará continuidad a la que ya hay en marcha promete ser extraordinaria. Los grandes fondos internacionales, comunidades autónomas y empresas que reclaman la vuelta a las reglas del juego originales y en su caso una compensación por los perjuicios causados han obligado al Gobierno a tomar medidas de urgencia. Incluso el Ministerio de Justicia ha creado una unidad 'ad hoc' para defender al Estado de la avalancha de pleitos que vienen.
Miel sobre hojuelas para los despachos, que ven como la creciente tensión en el sector eléctrico español -las compañías contra el Gobierno, unas empresas contra otras, todos contra todos- se va a a convertir en un suculento negocio, de enormes proporciones y que además puede durar mucho tiempo. Las acusaciones de expropiación de Abengoa al Gobierno suenan a música celestial en los bufetes, que acaban de recibir por anticipado el mejor regalo de Reyes posible.
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