La eólica marina batirá a la terrestre en los próximos 15 años

La que hasta hace escasos meses era la hermana pequeña de la energía eólica, empieza a ponerse a su altura. El mar del Norte está siendo el escenario de la expansión de los molinos en plena mar, donde las grandes multinacionales de renovables pujan por hacerse un hueco en este jugoso mercado. Por el momento, y a la luz de su coste en tecnología y del largo recorrido de la eólica terrestre, la energía 'offshore', como se conoce en la jerga del sector, se mantiene la segunda de la fila.

Pero no por mucho tiempo. La Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA, en sus siglas en inglés), augura que en 2027 se habrán instalado más megavatios de potencia de eólica marina que de terrestre, según arrojan las cifras sobre el sector que este organismo publicará el mes próximo. La inversión para esta tecnología habrá pasado de 3.000 millones de euros en 2010 a 17.000 millones en 2020, según el mismo organismo.

Por el momento, los contratos entre compañías europeas no dejan de aflorar. El último lo han firmado Iberdrola y la francesa Areva para optar al desarrollo de proyectos en la costa francesa, muy atractiva para estas compañías por el ambicioso objetivo del Ejecutivo galo, que ha fijado en 6.000 megavatios de potencia instalada en 2020. El acuerdo entre la compañía española y Areva podría alcanzar la instalación de 1.500 MW.

España encalla

Desde la Asociación Europea de Energía Eólica se advierte de que "España está en peligro de perder la buena posición de sus empresas en energía offshore", explica el director de políticas de este organismo, Justin Wilkes. El Plan de Energías Renovables (PER) que el Gobierno presentó en el mes de mayo, mermaba sus objetivos para 2020 de 3.000 megavatios a 750. Para la Asociación Empresarial Eólica (AEE) el plan "es poco ambicioso pero razonable dadas las condiciones económicas actuales".

A la reducción de objetivo político se suma ahora el rechazo social de la instalación de molinos en el mar. Acciona y el astillero Navantia han decidido seguir adelante con la construcción del parque eólico proyectado en 2012 pese a que la población se opone por su posible impacto en la pesca y en la industria turística. La operadora de parques eólicos dice que seguirá trabajando para convencer a los ciudadanos de la oportunidad que representa el proyecto para la creación de empleo.