La gran mentira de las previsiones económicas: ¿por qué todos se equivocan?

    • La Diana de Esade demuestra que los analistas han sido incapaces de prever el comportamiento de la economía española en los últimos años.
    • Si se hubieran cumplido sus previsiones, España estaría creciendo y habría 1,2 millones de españoles más con un empleo.

Bruno Pérez

Les van a llamar la atención, pero les aseguro que los datos que van a leer son radicalmente ciertos. Hace poco más de un año el Gobierno, entonces presidido por José Luis Rodríguez Zapatero y con Elena Salgado a los mandos de la gestión económica, aseguraba que España crecería un 2,3% en 2012.

Con ese esperanzador dato los españoles fueron a votar el 20 de noviembre de 2011 y es posible que de su credibilidad hable el descalabro que sufrió el partido que sustentaba al Gobierno, el PSOE.

Claro que el descalabro de la previsión fue casi mayor. A la espera del dato definitivo de crecimiento de 2012, que el INE publicará el próximo jueves, todo apunta a que la economía española cayó un 1,4%. La diferencia con la previsión que defendía el Gobierno es sideral.

De hecho, según la Diana Esade, un revelador informe que analiza anualmente el nivel de acierto que gobiernos, organismos internacionales y servicios de estudios privados demuestran en sus previsiones económicas, el Gobierno de España fue con diferencia el menos atinado de todos ellos.

Diana Esade sobre previsiones PIB 2012

Pero no fue el único. Ninguna de las 14 instituciones analizadas fue capaz de prever lo que se le venía encima a España en 2012.

A la altura de otoño de 2011, hace un año y medio escaso, no había un solo analista ni dentro ni fuera del país que no pensara que España iba a crecer en 2012 y, de hecho, el consenso de éstos preveía un crecimiento del 1,1%.

Las expectativas oscilaban entre el 1,6% que anticipaba la OCDE y el 0,6% que publicó The Economist, a partir de las previsiones realizadas por las principales entidades financieras mundiales.

La desviación media respecto al crecimiento real de la economía española en 2012 ha sido de nada menos que 2,5 puntos; la menor, la del panel de The Economist, fue de dos puntos.

La precisión a la hora de anticipar las tendencias del mercado laboral no ha sido mucho mayor.

Si las desacertadas previsiones que el Gobierno mantenía en otoño de 2011 se hubieran hecho realidad, hoy trabajarían en España 1,7 millones de personas más, la diferencia en empleos entre la tasa de paro del 18,5% que preveía el Gobierno y la del 26,02% en que España cerró el año.

El consenso de los analistas también pecó de optimista. Esperaban una tasa de paro del 20,5%, es decir, una cifra de parados de 4,7 millones, 1,2 millones menos de la cifra real de 5.965.400.

Diana Esade sobre previsiones de empleo para 2012

Credibilidad de las previsiones

El del año pasado no es un caso aislado. ESADE ha analizado las desviaciones entre la media de las predicciones de los institutos económicos y el comportamiento real de la economía en los últimos diez años y las conclusiones son demoledoras.

En todo este periodo no ha habido un solo año en que estas previsiones se hayan quedado siquiera cerca de lo que ha hecho la economía.

La desviación estándar se situaba entre medio punto y un punto... hasta que llegó la crisis. La incapacidad de los gobiernos, organismos internacionales e institutos de estudios que elaboran previsiones económicas para anticipar los cambios de rumbo de la economía ha sido dramática.

La fuerte recesión de 2009, en que la economía española sufrió un despome histórico del 3,7%, pilló a los prestigiosos servicios de estudios privados y a los organismos internacionales con el pie cambiado, ya que anticipaban un suave crecimiento del 0,5% para España. Lo mismo ha ocurrido este año.

"Servicios de estudios y organismos internacionales han demostrado su incapacidad para anticipar giros radicales en el comportamiento de la economía", señala Pablo Triana, profesor de ESADE. "En la mayoría de los casos se predice mirando el retrovisor. Si hay estabilidad se predice estabilidad, y si hay inestabiliad, lo contrario".

Triana detecta también un cierto comportamiento gregario entre los institutos privados que hacen previsiones. Vamos, que tras las abrumadoras presentaciones, los alardes tecnológicos y los sofisticados argumentos para justificar porqué se ha llegado a ésta o aquella cifra, al final sus previsiones se acaban moviendo en un sorprendente rango de no más de dos décimas

¿Significa eso que aciertan más? En absoluto. En realidad, lo que acaba ocurriendo es que al final se equivocan más o menos por lo mismo. En 2012, por ejemplo, la inmensa mayoría de los institutos privados previeron un crecimiento para España de entre el 0,9% y el 1,1%, ninguno previó, o, como mínimo, quiso advertir de que caminábamos hacia otra recesión.

"Esto nos lleva a otra pregunta", apunta el profesor de Esade. "¿Son éstas las mismas previsiones con las que toman decisiones en sus negocios?". Probablemente no, los servicios de estudios privados, la mayoría de ellos de bancos, no dejan de ser una plataforma más de la estrategia de éstos y a nadie le conviene dar malas noticias...

El problema es que estas previsiones determinan el comportamiento de los agentes económicos, configuran una imagen de país que anima o desincentiva a los inversores e incluso a los propios ciudadanos de ese país.

Un caso particularmente relevante es el de la OCDE o el FMI, los prescriptores oficiales del planeta en materia de políticas económicas para el desarrollo, que recetan sus medicinas en función del comportamiento que observan en las economías. Según la Diana ESADE, sin embargo, sus previsiones son de las menos fiables.

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