La histeria de las cajas sacude en bolsa a las cuotas participativas de la CAM

  • La cotización de las cuotas participativas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) en los dos últimos días es la mejor metáfora de la histeria general que viven las cajas, inmersas en un proceso de concentración que no logra salir adelante y en busca de un jefe para su patronal. El viernes, la CAM subió un 9,4% y ayer bajó un 7% con un volumen de contratación muy superior al habitual.
E.Utrera

La cotización de las cuotas participativas de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) en los dos últimos días es la mejor metáfora de la histeria general que viven las cajas, inmersas en un proceso de concentración que no logra salir adelante y en busca de un jefe para su patronal. El viernes, la CAM subió un 9,4% y ayer bajó un 7% con un volumen de contratación muy superior al habitual.

Muy a su pesar, la salida a bolsa de la CAM a través de la figura novedosa de las cuotas participativas puede ser considerada como un fiasco muy aburrido. La caja levantina empezó a cotizar en julio de 2008 a 5,84 euros y desde entonces hasta el viernes pasado no había dado ni una emoción fuerte a los inversores. Ha habido que esperar hasta el viernes de la semana pasada para ver movimiento de verdad en la única caja de ahorros cotizada.

Ese día, el valor subió un 9,4% hasta los 6,4 euros, la mayor subida y el máximo histórico respectivamente desde que la CAM cotiza en bolsa. Una proeza efímera, porque ayer el valor cedió un 7,6% hasta los 5,91 euros.Pero sí hay una constante en las dos últimas jornadas: el volumen de negocio ha superado en los dos casos los 200.000 títulos, una situación sin precedentes desde que el valor cotiza en bolsa.

Algo se mueve en la CAM, que de la mayor monotonía en bolsa ha pasado a la más rabiosa volatilidad en apenas dos sesiones. La caja, que es la primera  y la única caja que ha colocado cuotas participativas–similares a las acciones, pero sin derechos políticos- y se ha expuesto a los vaivenes del mercado, apenas colocó 290 millones de euros en el mercado, lo que supuso una valoración total de la caja de 3.890 millones.

Es un valor estrecho, sin apenas liquidez, lo que ha permitido a la caja permitirse el lujo de cotizar por encima del precio de colocación, algo de lo que casi nadie puede presumir en los últimos años. A su favor ha jugado que gran parte de la oferta fue colocada entre la clientela habitual de la caja, el inversor más fiel posible.

En el acto de salida a bolsa, uno de sus directivos defendió que el free float –parte del capital que cotiza libremente en el mercado- no era tan bajo en comparación con otras empresas cotizadas y aseguró que la cuota participativa de la CAM tenía un recorrido muy importante como inversión a medio o largo plazo.

Veinte meses después, la acción acumula una revalorización pírrica del 1,2%. Claro que ha habido momentos peores. Tardó sólo dos sesiones en perder el precio de la salida a bolsa de julio de 2008 y no lo recuperó hasta el 31 de marzo de 2009. Hasta el viernes no consiguió el reto de superar los seis euros. El logro no ha podido durar menos.

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