La junta del banco luso BPI aprueba la inyección pública de 1.500 millones

  • La junta de accionistas del Banco Portugués de Inversión (BPI), uno de los mayores del país, aprobó hoy el plan de recapitalización que incluye la entrada de 1.500 millones de euros en fondos públicos procedentes del rescate financiero luso.

Lisboa, 27 jun.- La junta de accionistas del Banco Portugués de Inversión (BPI), uno de los mayores del país, aprobó hoy el plan de recapitalización que incluye la entrada de 1.500 millones de euros en fondos públicos procedentes del rescate financiero luso.

La junta general de accionistas, con una asistencia del 79 por ciento del capital social, aprobó por unanimidad el plan para sanear la entidad, cuyo presidente, Fernando Ulrich, lo consideró "doloroso".

"Vamos a procurar reembolsar lo mas rápidamente posible esas obligaciones", declaró Ulrich, que anunció la devolución de la suma en un periodo de cinco años, a partir de 2013, de forma gradual.

El BPI destinará a ese fin todo el capital que exceda el ratio de solvencia del 9,2 %.

Es el segundo gran banco luso que aprueba la entrada de capital público del rescate, después de que el Banco Comercial Portugués (BCP) obtuviera el pasado lunes el visto bueno de su asamblea de accionistas para acceder a una suma mayor, 3.000 millones de euros.

Además de la ayuda pública de 1.500 millones, el BPI, participado por La Caixa de España, hará una ampliación de capital de 200 millones antes de octubre próximo.

Las ayudas a los bancos portugueses proceden del rescate financiero concedido por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a Portugal por valor de 78.000 millones, de los que 12.000 estaban reservados a las entidades financieras.

Los bancos lusos se han visto obligados a recurrir ahora a esos fondos para cumplir las nuevas exigencias de solvencia impuestas por las autoridades comunitarias.

La presión que aún sufre Portugal en los mercados de deuda y la rebaja de calificaciones a la que le han sometido las agencias de notación financiera, han hecho imposible a sus mayores bancos reforzar capitales sólo con fondos privados.

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