La mitad de las cajas no tiene hueco ni en el mercado continuo, ni en el MAB

  • Caja España, BBK, Ibercaja, Unicaja, Unnim, Kutxa, Caja Tres, Vital, Ontinyent y Pollença no tienen sitio en los mercados españoles. Su tamaño es demasiado pequeño como para saltar al mercado continuo, mientras que su modelo de negocio no se parece en nada a lo que lo buscan los inversores de la bolsa de las pymes. 
Ana P. Alarcos

La mitad de las cajas de ahorros españolas está en una encrucijada. Caja España, el grupo BBK, Ibercaja, Unicaja, Unnim, Kutxa, Caja Tres, Vital, Ontinyent y Pollença no van a poder buscar financiación en los mercados nacionales, porque quedan fuera de las exigencias de los inversores.

Su tamaño es demasiado pequeño como para saltar al mercado continuo, mientras que su modelo de negocio no concuerda con lo que buscan los inversores del MAB, la famosa bolsa de las pymes.

De ahí que la situación de todas estas entidades sea mucho más comprometida que la de otras como Banco Financiero -el SIP capitaneado por Caja Madrid y Bancaja- o Banca Cívica, que ya han anunciado que salen a bolsa para buscar financiación y cumplir los nuevos requisitos de solvencia.

El volumen de activos de Caja España, Ibercaja, Unnim y las otras siete entidades de menor tamaño ni siquiera llega a los 50.000 millones de euros mínimos que recomiendan los expertos para saltar al parqué.

En cambio, Banco Financiero, el SIP capitaneado por Caja Madrid y Bancaja, supera los 320.000 millones; Banco Base tiene activos por valor de 130.000 millones, mientras que Banca Cívica, Catalunya Caixa, Novacaixa Galicia y Mare Nostrum están entre los 70.000 y los 76.000 millones.

En el caso de estas últimas entidades, aunque cumplen la nota de corte, tienen volúmenes poco atractivos para los inversores, lo que hace que sólo Banco Financiero y Banco Base puedan presumir de un tamaño lo suficientemente apetecible para el mercado continuo.

Ante esta situación, los expertos dan por hecho que estas cajas se verán obligadas a sacar mucho papel a bolsa. De hecho, Banca Cívica ha anunciado que colocará hasta el 40% de su capital para dar seguridad al valor, frente al 25% mínimo que establece la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el 20% que está a permitirles si lo necesitan.

La no alternativa del MAB

Del mismo modo que las cajas más pequeñas tienen prácticamente imposible saltar al continuo con sus actuales volúmnes, también para buscar la financiación que necesitan en el MAB, donde, en cambio, sí tendría hueco por tamaño.

De hecho, cumplen con todos los requisitos que exige la bolsa de las pymes para entrar a cotizar. "El Mercado Alternativo Bursátil fija un valor en bolsa mínimo de 2 millones de euros a cualquier compañía que quiera entrar en esta plataforma, pero por arriba no pone límites", explica  Pedro Alonso, de NordKapp Inversiones.

Además, el MAB es mucho más rápido en los trámites para que una empresa se convierta en cotizada, lo que a priori podría convertirla en una alternativa. "La plataforma es más ágil y podría abreviar el periodo de tiempo que espera una compañía para saltar al mercado", dice Francisco González Carrera, de Ernst&Young.

Sin embargo, el modelo de negocio de las cajas de ahorros no concuerda con la filosofía del MAB y tampoco con lo que buscan los inversores de este mercado. "La plataforma fue creada para lo que se denomina empresas gacela. Es decir, aquellas que están en expansión, que crecen rápido y de forma agresiva. Por eso, no tiene sentido que las cajas coticen en él", argumenta Enrique Quemada, consejero delegado de One to One.

Pero aún hay más. Como concreta María Otaola, de BNP Paribas, "el mercado alternativo aún no está maduro y eso da inseguridad, sobre todo, porque aún no sabemos exactamente qué hay en el balance de las cajas. Lo único que se sabe es que sus necesidades de capital son muy grandes y que el MAB no va a poder cubrirlas".

Ante esta situación, estas diez entidades están en el filo de la navaja. Primero, poque los mercados naturales para encontrar la inversión privada que les está exigiendo el Gobierno tienen las puertas cerradas para ellas.

Segundo, porque aquellas que cumplen el requisito de solvencia del 10% que se exije a las cajas, frente al 8% de los bancos cotizados, se verán obligadas a jugar en inferioridad de condiciones frente al resto del sector.

Estos dos puntos de diferencia (del 8% al 10%) tienen un impacto de entre 4.000 y 6.000 millones de euros, ya que se estima que por cada punto de core capital se necesitan entre 2.000 y 3.000 millones de capital. Un dinero que van a verse obligadas a tener retenido, mientras los bancos lo utilizan para hacer negocio y crecer.

"Muchas cajas están abocadas a ser nacionalizas. Y eso no es malo. Lo que ocurrirá es que acabarán formando parte del Estado, que se encargará de sanear las entidades y sacarlas a bolsa en un futuro. Y todos los beneficios que se obtengan serán para España y los españoles", señala Quemada.

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