Bruselas, 15 oct.- La Unión Europea intentará esta semana dar forma a un remedio definitivo contra la crisis de la deuda soberana después de más de un año de respuestas parciales que no han conseguido restaurar la confianza en los mercados.
La delicada situación de Grecia y la recapitalización de la banca europea son las dos principales cuestiones sobre las que se espera una decisión de los países del euro y de los Veintisiete.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se reunirán la mañana del 23 de octubre para ultimar y oficializar la fórmula de salida de la crisis que habrán preparado durante la semana los técnicos europeos y a continuación se celebrará, previsiblemente, un encuentro más reducido, sólo con los 17 líderes de los países del euro.
La secuencia de reuniones previas a la cumbre aún no ha sido confirmada oficialmente, pero se prevé que sea la siguiente: Eurogrupo el viernes 21 por la tarde, Ecofin el sábado 22 por la mañana y Consejo de Asuntos Generales ese mismo día por la tarde.
El agravamiento de la crisis en los últimos meses ha obligado a hablar sin tapujos de la necesidad de aumentar las pérdidas que tendrá que asumir el sector privado en el caso griego, más allá del 21 % pactado en julio.
Esa quita del 21 %, que tenía carácter voluntario y limitado en el tiempo (hasta 2014), implicaba una contribución de los acreedores privados de Grecia por valor de 50.000 millones de euros, que se sumaba a los 109.000 millones de la UE y el Fondo Monetario Internacional.
Aunque oficialmente no han trascendido cifras aún, se especula con que será necesario ampliar la quita hasta un 50 % o 60 %, lo que previsiblemente obligará a elevar el monto total del rescate.
El nuevo pacto deberá tener como en julio carácter voluntario, ya que de lo contrario el fantasma del impago podría tener un efecto dominó en la zona del euro.
Además, el Eurogrupo debe dar aún luz verde al desembolso del sexto tramo de ayuda del primer rescate griego, que asciende a 8.000 millones y que cuenta ya con la bendición de la troika formada por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo.
En paralelo, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) prepara una revaluación del estado del sector financiero en la UE, después de que el rescate del banco franco belga Dexia, que pasó las pruebas de resistencia de julio con nota, evidenciase la necesidad de un ajuste dado el empeoramiento de la situación económica.
Se espera que los criterios concretos de ese nuevo examen estén listos antes del viernes para que pueda analizarlos el Eurogrupo previo a la cumbre.
La principal diferencia con la evaluación de julio es que se centrará en las entidades grandes cuya caída podría poner en riesgo al conjunto del sistema económico (los llamados bancos sistémicos) y dejará fuera a otras de menor envergadura.
Además revisará la exposición a la deuda soberana, por lo que se prevé que el nuevo cálculo incluya una rebaja en la valoración de aquellos bancos que tengan en sus libros bonos griegos, irlandeses, portugueses, italianos y españoles.
Las entidades que pasado este filtro no lleguen a un capital básico aún por concretar -extraoficialmente se habla de entre el 7 % y el 9 % (frente Core Tier 1 del 5 % exigido en julio)- tendrán que recapitalizarse en un plazo de entre tres y seis meses, previsiblemente.
Los Estados miembros buscarán además un acuerdo para elevar la capacidad de intervención del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) que permita a este instrumento asegurar parte de las pérdidas sobre bonos soberanos emitidos por países con problemas.
La reforma de ese fondo de emergencia llegaría sólo unos días después de que se completase la ratificación del refuerzo del FEEF que pactaron los líderes de la zona del euro el pasado mes de julio.
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