Almacenes subterráneos y plantas regasificadoras

Las 9 'cajas fuerte' de Ribera con las que España podría subsistir sin gas 2 meses

En 2022, la extracción del gas de todos los almacenes se ha reducido en comparación con 2020 y 2021, lo que invita a inducir que las comercializadoras están ahorrando ante los efectos impredecibles de la guerra.

gaviota
Las 9 'cajas fuerte' de Ribera con los que España podría subsistir sin gas 2 meses.
Enagas

El Nord Stream 1 -la principal fuente de gas a Europa- sigue bombeando el hidrocarburo ruso hacia Alemania. Sin embargo, cada día de guerra que pasa, la amenaza de Putin de cortar el suministro coge más fuerza. Así, frente a esta previsible acción del mandatario ruso, los gobiernos europeos tratan de cubrirse y han salido en busca de fuentes alternativas de gas en otros territorios. España es uno de los pocos países del continente que menos exposición tiene a dicho gas gracias al Medgaz -el gasoducto que une la costa de Almería con el yacimiento argelino Hassi R'Mel-, pero este abastecimiento 'privilegiado' que recibe España puede verse alterado ante una hipotética avalancha de la demanda del hidrocarburo argelino por parte de otros países o ante el supuesto caso de que Argelia cambiase su posición (mantiene buenas relaciones comerciales con Rusia, principalmente de armas) si la guerra adquiriera una dimensión aún mayor.

Todos los expertos coinciden en que el sistema gasístico español es "robusto, flexible y versátil" porque, por un lado, tiene un gasoducto, como el argelino, que nutre de gas natural a todo el país y, por otro, seis plantas de regasificación (el 27% de las que hay en Europa) que ofrecen la ventaja a España de recibir gas natural líquido (GNL) de cualquier zona del mundo. Además, tiene conexiones internacionales con Portugal y Francia, más de una decena de estaciones de compresión (para dar impulso a los gasoductos de todo el territorio) y hasta tres almacenes subterráneos de gas. Esto último, junto con las plantas de regasificación, permiten a España tener un fondo de contigencia de hasta dos meses para hacer frente a un hipotético corte del suministro de gas.

El gas que transportan las comercializadoras a nuestro país -a través de los buques metaneros- desembarca en las plantas de regasificación. Una vez allí, el hidrocarburo puede almacenarse en la propia planta, en el subterráneo (en estado gaseoso), o enviarse por los gasoductos a las familias o empresas. 

La primera forma de 'proteger' el gas es a través de almacenes subterráneos. Así, según la necesidad de la demanda, las compañías -como, por ejemplo, Iberdrola- inyectan o extraen su gas en estos almacenes, que tienen un "volumen operativo" máximo diferente: en Serralbo (Huesca) es de 820 millones de metros cúbicos; en Yela (Guadalajara) es de 1.050 millones de metros cúbicos; y en Gaviota (en las costas de Vizcaya) es de 1.547 millones de metros cúbicos. Dentro de estos almacenes hay un gas -el útil y el colchón extraible- que sí se puede utilizar y otro del que no se puede hacer uso, que es el colchón no extraíble, que es necesario para que los almacenamientos subterraneos puedan funcionar.

La segunda forma de almacenar gas es por medio de las seis plantas activas de regasificación, cuya capacidad de almacenamiento es 3.316.500 de metros cúbicos de GNL, es decir, 1.989,9 millones de metros cúbicos de gas natural. Teniendo en cuenta que la demanda de gas natural en 2021 fue, según Enagas, de hasta 378,5 Tw/h (32.000 millones de metros cúbicos) y que la suma del volumen operativo de todos los almacenes es de 5.406,9 millones de metros cúbicos, podemos concluir que -en condiciones normales- España podría subsistir durante dos meses sin recibir gas del exterior. 

Los expertos coinciden en que un escenario sin gas en el país sería imprevisible porque el hidrocarburo puede estar continuamente almacenándose en las plantas de regasificación a medida que van llegando los buques desde los diferentes países productores. Por otro lado, en 2022, la extracción del gas de todos los almacenes subterráneos se ha reducido en comparación con los dos años anteriores (2020 y 2021), lo que empuja a inducir que las comercializadoras han necesitado menos gas del subsuelo o que están ahorrando ante los efectos impredecibles de la guerra. 

Aunque España tiene cubierto el suministro de gas, no tiene ninguna protección ante la más que posible tendencia al alza de los precios. Una realidad de la que es consciente la ministra de Transición Ecológica, que sigue con su apuesta firme por las renovables para derribar la sumisión del país al gas. Mientras, Teresa Ribera se arma con el gas procedente de otros territorios -según Enagas, el año pasado se extrajo desde 14 países diferentes- y, en caso de emergencia nacional, de hasta sus nueve 'cajas fuerte'.

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