Aprovechando la penumbra de la noche, así entraron las fuerzas la Guardia Nacional Bolivariana a los campamentos que desde hace un mes protestaban en Caracas. "A las 3:30 am el sonido de cacerolas y vidrios rotos comenzó siendo una sospecha en un sueño confuso y terminó siendo una realidad más confusa todavía. Los gritos de los vecinos (y los gritos siempre son peores sin luz) se unían a los otros ruidos. "¡¡¡Guardia, jalabolas!!!", "¡Váyanse de aquí, asesinos!!!!", explican los testigos en El Nacional. Al menos, 243 detenidos en una operación policial para desmantelar las barricadas en Venezuela.
El gobierno del presidente socialista Nicolás Maduro justificó el despliegue de más de mil agentes antimotines para desalojar en plena noche cuatro campamentos de protesta, el más nutrido frente a las oficinas de la ONU, donde dicen se albergaban grupos que preparaban "actos terroristas".
En respuesta, grupos de jóvenes opositores realizaron desde el mediodía protestas relámpago en al menos una decena de sitios del este de la ciudad, algunas de las cuales derivaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Un policía murió por impacto de bala en uno de esos enfrentamientos, en el barrio acomodado de Los Palos Grandes, en el municipio de Chacao. Una víctima más y ya son 41, los muertos en las protestas.
Las protestas, calificadas por el gobierno como un "golpe de Estado en desarrollo", fueron motorizadas por la violencia criminal fuera de control, la inflación de casi 60% anual y la escasez pertinaz de alimentos, medicinas y otros bienes. En un país que recauda 100.000 millones de dólares anuales por sus ventas de crudo, la población debe hacer horas de filas para tratar de obtener, cuando tiene suerte, un paquete de azúcar, leche, aceite, papel de baño o medicamentos."He dejado de comprar galletas porque no me alcanza"
"No alcanza o está todo tan caro." Esta es la sensación que recorre a los venezolanos cada vez que acuden al mercado. No les llega para vivir o no encuentran los productos. "He dejado de comprar galletas y helados", cuenta a www.lainformacion.com Guiomar, una diseñadora gráfica que trabaja en una empresa de embalaje en San Diego en el estado de Valencia.
Guiomar, de 44 años, está casada y tiene un bebé. "Ganó 13.000 bolívares al mes y no me alcanza para comprar lo que necesito. Más de 2.000 bolívares al mes lo gasto en alimentación", señala. A estos gastos básicos hay que sumar, alquiler, electricidad, aseo, medicinas….
Mediante el decreto, Nicolás Maduro anunció la reforma del salario mínimo, que aumentó un 30 por ciento. Aunque parezca mucho, los 4.251 mensuales o sea 141,71 bolívares diarios tanto para el sector público como privado no alcanzan para vivir. No en vano, Venezuela es considerada la sexta ciudad más cara por detrás e ciudad como Singapur, París, Oslo, Zúrich o Sidney.
El motivo es que eso 4.251 bolívares pueden ser o 675 dólares u 85 dólares dependiendo de la tasa de cambio que se aplique 6,3 o 50 bolívares. Así, la cesta básica es de 3.730 bolívares, según informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) e incluye 50 productos para una familia de 5,2 persona. Por otro lado, la cesta general, que incluye, servicios es de 7.460 bolívares. Sin embargo, el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) es el organismo que realiza mensualmente esta medición, indicando al cierre de marzo que la canasta básica familiar se ubica en 17.572 bolívares. El caso de Guiomar no es lo común. El gobierno, asegura que el 50% de los trabajadores recibe el salario mínimo, según cifras divulgadas por Chávez en 2012.
Guiomar cuenta a www.lainformacion.com que el kilo de papas está a 30 bolívares, el de arroz a 18 bolívares, el de pollo a 120; la leche 130 y el litro de agua a 18. Comprar un kilo de cada uno de estos productos asciende a 316 bolívares. "4.000 bolívares no llegan para nada"
Además, está la cuestión del desabastecimiento: "Harinas, mantequilla, café y pañales, son imposibles de conseguir. "Ayer salí a buscar pañales y recorrí tres farmacias", dice. "He renunciado a salir de restaurante o comprar zapatos," añade.
En Venezuela, cada día son asesinadas 65 personas, de acuerdo con organizaciones no gubernamentales. Pero la falta de medicinas ponen en riesgo la salud de los venezolanos. "Mi tio tiene parkinson y no ncuentro fármacos en el país. No hay medicinas. He llamado a las dos principales redes de farmacias del país y solo localicé dos cajas en otro estado, a doce horas de distancia", recuerda
"No hay gasas, no hay guantes ni analgésicos, ni antibióticos y antisépticos. No hay cepillos quirúrgicos, ni drenajes", enumera a la AFP la médica de 30 años, quien pide hablar bajo condición de anonimato para conservar su puesto de residente quirúrgica en el Hospital Periférico de Coche, al suroeste de Caracas.
La situación es grave. Las estadísticas del Banco Central señalaron que a finales de marzo faltaban la mitad de las medicinas necesarias en el país con las mayores reservas petroleras mundiales y que factura 100.000 millones de dólares anuales por sus ventas de crudo. El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, calcula que 95% de los hospitales tienen sólo 5% de los insumos. "El gobierno no se ha ocupado de dotarlos", denuncia.
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