Los intereses de la deuda lusa siguen en descenso pero por encima del 7 %

  • Los intereses de la deuda portuguesa se mantenían hoy a la baja después de los máximos alcanzados la semana pasada por la crisis política, aunque el bono a diez años se vende por encima de la barrera psicológica del 7 %.

Lisboa, 18 jul.- Los intereses de la deuda portuguesa se mantenían hoy a la baja después de los máximos alcanzados la semana pasada por la crisis política, aunque el bono a diez años se vende por encima de la barrera psicológica del 7 %.

La presión de los mercados sobre la deuda lusa se mantiene mientras se celebra el quinto día de negociaciones entre los tres principales partidos para buscar llegar a un acuerdo que garantice la estabilidad del Gobierno.

Los bonos a diez años, que sirven de referencia en el mercado, ofrecían un 7,05 % de interés, por debajo del 7,2 % de este miércoles y del 7,5 % del cierre del viernes pasado.

En los vencimientos más cortos, la deuda a cinco años se pagaba a un 6,6 %, por debajo del 6,8 % de este miércoles, y en los títulos a dos años el interés bajaba al 5,2 % frente al 5,3 % del día anterior.

Estos dos títulos de deuda alcanzaron el pasado viernes los máximos del año, al situarse en el 7,3 % el de cinco años y en el 5,7 % el de dos años, reflejo del incremento de la presión de los mercados sobre Portugal.

Aun así, los intereses continúan en niveles altos en comparación con los mínimos alcanzados en mayo, cuando los títulos a diez, cinco y dos años se vendían en torno al 2,9, el 4,5 y el 5,5 %, respectivamente.

Portugal se sometió ayer a la prueba de los mercados con una subasta de deuda a corto plazo en la que pagó mayores intereses por la crisis política abierta.

El Tesoro luso logró colocar el máximo de la emisión de deuda a corto plazo, 1.500 millones de euros, aunque en el caso de los títulos a doce meses tuvo que pagar a cambio una rentabilidad un 40 % superior a la del último precedente.

La crisis política se prolonga ya desde hace más de dos semanas por la petición de dimisión del socio minoritario de Gobierno y líder de los democristianos lusos, Paulo Portas, que puso en juego la alianza conservadora del Ejecutivo de Pedro Passos Coelho.

A pesar de que los dos partidos presentaron una solución días más tarde para mantenerse en coalición, el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, pidió un acuerdo más amplio con los socialistas, el principal partido de la oposición.

El pacto debe garantizar la estabilidad política del país y el cumplimiento del programa de asistencia financiera acordado con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que termina en junio de 2014.

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