Barcelona, 10 abr.- Quizás no haya un espacio más idóneo para los sorprendentes proyectos del prolífico profesor Franz de Copenhague, el misterioso personaje del TBO, que el Museo de las ideas y los inventos de Barcelona, que tendrá una muestra permanente de los dibujos originales de aquellos extraños artefactos.
Se trata de una docena de la treintena de láminas originales que el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Barcelona (CETIB) compró al historietista Ramón Sabatés, uno de los dibujantes que desde los años sesenta se encargó de la serie "Los inventos del TBO", junto a Nit, Tinez o Benejam, entre otros míticos nombres de las viñetas.
Los detallados bocetos de la máquina para enhebrar agujas (cuyo tamaño la hace poco adecuada para los actuales minipisos), la vaca voladora, el cómodo paraguas que camina, el sistema de masaje musical o el andén que se mueve para que el tren no se tenga que detener, son ejemplos de la inabarcable imaginación de Sabatés en cuyos trabajos el humor se mezcla con el ingenio y la ironía.
Sabatés, fallecido en 2003, tras más de seis décadas dedicado a las historietas (no sólo en TBO sino también en revistas de Bruguera o en la publicación Pocholo) era perito industrial, con unos conocimientos en física y mecánica palpables en sus dibujos, según ha señalado hoy en la inauguración de la exposición el decano del colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Barcelona, Joan Ribó.
"La mirada de Sabatés es muy apropiada para una época como la que estamos viviendo donde el humor y la ilusión que transmiten sus dibujos resultan balsámicos", señala el decano.
Fue el anterior responsable del CETIB, Antonio Carrillo, quien ofreció a Sabatés la posibilidad de adquirir los originales de unas tiras cómicas que junto a la Familia Ulises, fueron las secciones mas populares de las páginas del TBO, la revista que llegó a publicarse, con varias interrupciones, hasta 1998.
El director del MIBA, Pep Torres, ha asegurado que para el museo resulta un honor poder albergar estos originales que desbordan imaginación. "Las ideas del profesor Franz de Copenhague forman parte del imaginario de toda una generación de niños, y sobre todo de aquellos que como yo, queríamos ser inventores", asegura.
Además del lado nostálgico que estos dibujos tendrán para los visitantes de una cierta edad -especialmente aquellos mayores de 40 años- para Torres los inventos del TBO resultarán igualmente curiosos para los más pequeños, nativos digitales habituados a pantallas táctiles, y poco acostumbrados a la mecánica simple y a las poleas.
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