Manos unidas mejora la vida de las mujeres mineras de bolivia


Manos Unidas mejora la vida de las mujeres mineras en Bolivia a través de la campaña ‘No hay justicia sin igualdad’, que se centra en la promoción y el desarrollo de la mujer en todo el mundo.
En 2013 la campaña está contribuyendo a mejorar la salud comunitaria a través del cuidado del medio ambiente y está fortaleciendo la participación de las mujeres en la toma de decisiones en el seno de la familia. En julio, el programa se ha centrado en las mineras de la población de Japo, en Oruro (Bolivia).
Según explicó hoy la organización, en esta localidad, marcada por el machismo, las mujeres mineras tratan de buscar en los yacimientos el sustento para sus familias y ejemplificó la situación narrando el testimonio de Mercedes, una joven boliviana que se dedica a la minería para conseguir ingresos para la economía familiar y conseguir que su hija tenga una vida mejor que la suya.
En este sentido, Manos Unidas manifestó que la vida de las mujeres en este entorno es “extremadamente difícil” porque a la precariedad de las economías familiares, la escasez del agua potable y la necesidad de controlar su uso para consumo humano, hay que sumar las condiciones de desigualdad que padecen por la persistencia de una cultura machista que las discrimina.
“La participación de la mujer en la toma de decisiones de la comunidad es casi nula debido a que la baja autoestima, les hace temerosas el expresar sus ideas en reuniones grandes”, denunció la organización.
Asimismo, Manos Unidas declaró que la minería no es un trabajo reservado a las mujeres ya que “muy pocas” participan en una actividad que ejercen principalmente las viudas y madres solteras. “El esfuerzo es enorme y los ingresos que reciben por el mineral extraído son muy inestables y precarios”, afirmaron.
En relación a esta situación, la ONG explicó que el proyecto está orientado a generar alternativas productivas lideradas por mujeres de los centros mineros para que estas mujeres puedan aportar ingresos a las economías familiares.
Mercedes, la mujer minera de 20 años expuso su testimonio y manifestó que “antes yo era callada y no sabía cómo hablar, pero he aprendido en la escuela de mujeres líderes. Ahora puedo entrar a curiosear y hablar porque ahora sé que tengo derechos, pero quiero seguir aprendiendo”.

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