Moneo, un admirador de la "deslumbrante desnudez" de Santa María del Naranco

  • La "deslumbrante desnudez" y la equidad que se desprende de los muros de Santa María del Naranco convierten al monumento más singular del prerrománico asturiano en un "edificio único" de la arquitectura occidental que merecería la consideración "de criatura más que la de objeto".

Oviedo, 24 oct.- La "deslumbrante desnudez" y la equidad que se desprende de los muros de Santa María del Naranco convierten al monumento más singular del prerrománico asturiano en un "edificio único" de la arquitectura occidental que merecería la consideración "de criatura más que la de objeto".

En estos términos se ha expresado hoy el arquitecto Rafael Moneo, Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012, durante un acto celebrado en ese palacio situado a las afueras de Oviedo, en la ladera del monte Naranco, y al que han asistido el presidente del Principado, Javier Fernández; el alcalde de la ciudad, Agustín Caunedo, y una treintena de arquitectos y expertos en arte.

Durante más de una hora, Moneo ha alabado la singularidad del edificio que mandó construir el rey Ramiro I en el siglo IX por un arquitecto cuya identidad es una "incógnita" pero que, según el Premio Príncipe de las Artes 2012, dejó una obra "que apasiona".

En su clase magistral, este arquitecto especializado en el uso de la luz como elemento constructivo para crear espacios diáfanos en sus edificios, ha asegurado que siempre le interesó Santa María del Naranco, pero que cuando lo conoció en persona en 1958, siendo aún estudiante, esa admiración se tornó en "asombro" al descubrir su brillante desnudez.

"No es el más imponente de los edificios del mundo occidental, pero en pocos hay la posibilidad de observar este orden espacial y una intensidad como la que se da aquí para observar lo que la arquitectura puede ofrecer", ha señalado.

Según Moneo, este monumento, que es Patrimonio de la Humanidad desde 1985, es una muestra de que "alterar una estructura es siempre el modo de promover el olvido y propiciar el abandono".

De hecho, ha asegurado que la restauración que se hizo en 1930 y que permitió quitar la espadaña y las campanas devolvió al palacio su pureza original porque Santa María del Naranco, al contrario de lo que ocurre en una catedral, no admite procesos de adición.

"Este edificio habla de un mundo justo y bien ordenado, de un rey que dice a sus súbditos que la equidad de este palacio es lo que quiere para su reino", ha señalado el autor de la ampliación del Museo del Prado o de la catedral de Los Ángeles.

Para el único español que cuenta con el Pritzker de Arquitectura -considerado el Nobel de esta disciplina-, esta joya del prerrománico asturiano debería ser elevada "a la categoría de criatura por ser toda una invención intelectual".

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