Negociaciones pesqueras euro-marroquíes encallan en "el precio del acuerdo"

  • Las negociaciones pesqueras entre la Comisión Europea y Marruecos encallaron hoy en Rabat, tras cinco rondas de conversaciones, debido a la compensación financiera que Marruecos exige y sobre la que se muestra hasta ahora inflexible.

Javier Otazu

Rabat, 12 feb.- Las negociaciones pesqueras entre la Comisión Europea y Marruecos encallaron hoy en Rabat, tras cinco rondas de conversaciones, debido a la compensación financiera que Marruecos exige y sobre la que se muestra hasta ahora inflexible.

Marruecos no se conforma con los 36,1 millones de euros anuales que percibía por el anterior acuerdo y pide aumentarlos al menos hasta los 38, mientras que los negociadores comunitarios ofrecen hasta ahora 25 y podrían subir hasta 28, por lo que la diferencia es aún muy grande, dijeron a Efe fuentes europeas en Rabat.

Las dos partes se despidieron hoy con el compromiso de volverse a ver en Bruselas antes de fin de mes pero sin fijar una fecha concreta, ya que consideran que no sirve de nada una nueva reunión si no hay "un esfuerzo de reflexión" para flexibilizar las posturas.

Fuentes marroquíes confirmaron a Efe que "se discuten los apartados técnicos y financieros", pero se negaron a entrar en más detalles por considerarlos perjudiciales para la discreción que debe rodear el caso.

"No nos queda más remedio que tener paciencia y ser optimistas; ahora esperamos que un impulso político permita dar un empujón que desbloquee las negociaciones", dijo a Efe Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca), que ha estado presente en Rabat, como en todas las rondas pasadas.

"Sabemos al menos que la Comisión defiende nuestros intereses y está por el mejor acuerdo al mejor precio", dijo Garat, en alusión a anteriores negociaciones en las que los armadores españoles se han sentido escasamente representados por los funcionarios de Bruselas.

El "impulso político" al que se refería Garat podría encarrilarse en parte este jueves en Agadir (sur de Marruecos), donde se celebra el Salón Internacional del Mar Halieutis y donde coincidirán los ministros de Pesca de Marruecos, Aziz Akhenouch, y España, Miguel Arias Cañete.

Como quedó patente en todas las rondas anteriores, el corazón del problema está en la rentabilidad del tratado: si el acuerdo anterior fue tumbado por el Parlamento Europeo por considerarse subexplotado y por ende demasiado caro, los negociadores europeos quieren en esta ocasión garantizar un acuerdo rentable que pase el trámite parlamentario sin apuros.

Marruecos ha hecho algunas concesiones en cuanto a posibilidades de pesca, y con ello considera su oferta como suficiente; sin embargo, se niega en redondo a añadir una sexta categoría a las cinco ya negociadas, que sería la de los "atuneros-cerqueros congeladores", que pescan túnidos tropicales y generan un gran valor añadido, según explicó Garat.

Asimismo -añadió-, Rabat es reticente a "abrir la mano" en la "categoría 4", la de los buques de profundidad que pescan de 200 metros hacia abajo, una categoría "exploratoria" en la que los europeos reclaman tripulantes marroquíes con experiencia (no novatos), sin límites de capturas accesorias y con un canon inferior por armador.

Las fuentes europeas añadieron otras cuestiones que, aun siendo menores, también entorpecen la consecución del acuerdo: por una parte, una "cláusula de derechos humanos" que los negociadores (por insistencia de varios países europeos) quieren incluir y que irrita a Marruecos.

Y además, está la insistencia española en que, una vez alcanzado el acuerdo, se garantice una "aplicación provisional" en cuanto el Consejo de ministros europeo lo apruebe, sin necesidad de esperar al trámite del Europarlamento (que puede tardar varios meses) para permitir a los barcos europeos salir a faenar.

Y es que los barcos españoles que dependían del acuerdo con Marruecos (un centenar) han pasado un año entero sin poder pescar y dependiendo de las ayudas europeas; pero desde 2013 las ayudas han terminado y el sector exige un acuerdo cuanto antes.

Marruecos se ha mostrado reticente a esa aplicación provisional, ya que podría repetirse el precedente de 2011, cuando el acuerdo se estaba aplicando provisionalmente y los barcos faenando con toda confianza, pero la Eurocámara denunció el acuerdo y quedó en suspenso.

Aquella decisión parlamentaria dejó herido el orgullo marroquí, que está haciendo sudar a los vecinos del norte para volver a abrir sus aguas a los barcos de una Europa en crisis.

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