Ni prima, ni banca, ni Grecia: los mercados penalizan la incompentencia de los políticos europeos

  • Nadie sabe qué va a pasar, ni siquiera qué está pasando. Entre otros motivos, porque nadie se fía de que quienes deben tomar decisiones, los líderes europeos, estén dispuestos a hacerlo. Por eso, los mercados, que no dejan de ser grandes inversores que se juegan el dinero que les han confiado sus clientes, les están poniendo contra las cuerdas. Quieren decisiones ya, contudentes, y que los responsables paguen las consecuencias. ¿Se atreverán nuestros políticos a hacerlo?

El Eurogrupo dice que apoyará a Grecia en el proceso de reformas
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Ruth Ugalde

Se acabó la fiesta. El problema es que nadie quiere pagar la factura. Ésta es la única conclusión clara que sacan los expertos de los denominados mercados cuando se les pregunta qué está pasando.

Analistas, gestores, banqueros, profesores, estrategas... todos comparten la misma opinión: el problema de fondo de Europa es que sus políticos se resisten a tomar las drásticas decisiones que necesita el Viejo Continente.

Y no se trata ya de programas de ajuste, de gastar menos e ingresar más, de meter tijeretazos y subir tasas. Se trata de ceder soberanía, liquidar bancos, meter en la cárcel a los responsables, terminar con el atomizado modelo de Estados europeos, plagado de políticos e infectado de burocracia.

"Dicho de manera gráfica, la única solución es que Europa demuestre que es capaz de hacer sangre y que España oblique a la banca a devaluar todos sus activos, forzándola a vender todos sus activos tóxicos y llevando a cabo una quiebra ordenada de las entidades insostenibles", señala Paz Ambrosy, socia directora de Global Institutional Investors.

Ese hacer sangre consiste, primero, en una auténtica unión económica y política, donde las decisiones se tomen desde Bruselas, y no desde cada de las 27 Moncloas que hay en el Viejo Continente.

Pero también conlleva aceptar que "los bonistas van a perder dinero, que los responsables de esta situación, no sólo los consejeros de las cajas, van a pagar por lo ocurrido, tanto por la vía judicial como por la económica", añade Ambrosy.

Nadie entiende a Europa

Un gestor de La City que prefiere mantenerse en el anonimato sostiene que "nadie en el mundo anglosajón entiende a Europa", porque en su cabeza no entra que se sigan dando vueltas sobre el mismo punto por no aceptar la realidad: todos los países tienen que perder dinero y soberanía.

"La idea de una Europa unida políticamente fue el sueño de unos líderes con ideales, pero ahora Europa están en manos de políticos sin liderazgo, que sólo son capaces de pensar en sus próximas elecciones. Sin embargo, tampoco quieren que se rompa el euro, porque entonces todos perderán mucho dinero, y están ahí, incapaces de tomar las decisiones radicales necesarias", añade.

Bruselas, en el fondo, sabe cuáles son sus deberes y los ha esbozado. La última vez, ayer mismo y por boca del propio presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien insistió en que habrá una unión bancaria y eurobonos. El problema es cuando: lo primero, para otoño; lo segundo, ni se sabe.

"Los mercados se están comportando como se esperaba y seguirán presionando hasta la Cumbre de finales de junio, porque el monstruo sigue ahí", señala un funcionario de Bruselas.

"Hay un problema institucional en Europa, que no se decide a adoptar las decisiones y ofrece así a los mercados la excusa perfecta para seguir golpeando a España, que ahora es el miembro más débil. La única forma de pararlo es con una respuesta contundende del duo franco-alemán; pero se resisten a hacerlo, porque la grandeur francesa no lo permite, y los alemanes tampoco van a dejar que nadie les dicte su política fiscal", añade la misma fuente.

¿Entonces? Nadie lo sabe. Y ése es precisamente el motivo de las tensiones que viven actualmente los mercados. ¿Serán capaces Angela Merkel y François Hollande de ceder soberanía? Para calmar a los mercados, deben hacerlo.

No sólo eso, también deben aceptar, según José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, que Grecia, Portugal e Irlanda serán incapaces de pagar sus deudas y, por tanto, franceses y alemanes deberán aceptar que sus bonistas y sus bancos van a perder dinero.

"Todo el tiempo se están resistiendo a ello, intentando que la factura la paguen sólo los ciudadanos. Pero no queda más margen, deben aceptar que Grecia está en default y que el resto de países rescatados no podrán devolver nunca lo pagado y, por tanto, los bonistas van a pagar parte de la factura", añade Ambrosy.

"California suspendió pagos en 2008 y no pasó nada, el dólar sobrevivió, ahora hay que hacer lo mismo en Europa", advierte José Carlos Díez, quien ve en las decisiones que tomó el Gobierno estadounidenses hace cuatro años el mejor ejemplo de qué debe hacer el Viejo Continente.

Imitar a Estados Unidos

"Europa debe presentar un plan parecido al americano de 2008, donde se diga que el BCE va a hacer compras firmes de deuda, no préstamos, y detallando el plazo, el tipo de activo y la cantidad concreta. También debe haber un plan de recapitalización para toda la banca, no sólo la española, y ver cómo se puede hacer para que algunos países emitan estímulos mientras otros, como España, recortan el déficit", añade el economista jefe de Intermoney.

"Los mercados han adoptado una posición maximalista, y exigen un plan completo de viabilidad de la divisa común, que pase por un cambio sustancial en el enfoque de la crisis de deuda y de la recesión que sufrimos", explica Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets.

El problema es que el tiempo apremia, porque los mercados se han cansado de esperar a ver si el monstruo europeo desaparecía, y a España apenas le queda gasolina: "La deuda española no resistirá la ausencia de medidas de calado durante las próximas tres semanas", advierte Pingarrón.

La cuenta atrás ha comenzado.

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