Novagalicia o el camarote de los hermanos Marx

    • La falta de transparencia del proceso amenaza con no dejar contento a nadie. Todas las partes están con la mosca detrás de la oreja un mes del cierre de la operación.
    • No es que las entidades nacionales tengan un enorme interés en Novagalicia, pero reclaman igualdad de trato y de condiciones y transparencia en el proceso.
Enrique Utrera

Si se cumplen los plazos, la venta de Novagalicia -al Gobierno le gustaría que por al menos 1.500 millones de euros- estará cerrada a mediados del próximo mes de noviembre. Una operación que parecía totalmente decantada a favor del fondo Gugenheim -en cualquier caso sigue siendo el favorito número uno- se están convirtiendo en el camarote de los hermanos Marx por obra y gracia de las extrañas maniobras del Fondo de Reeestructuración Ordenada Bancaria (Frob). Una sucesión que bandazos sazonada con graves problemas de transparencia que amenaza con no dejar contento a nadie.

El problema es de raíz. El Frob relegó a los grandes bancos españoles interesados a la hora de enviar la información confidencial sobre la operación. Dicho de otra manera, se la dio a Gugenheim, con el que ha mantenido un contacto permanente desde el inicio del proceso de venta hiriendo la sensabilidad de los Botín, FG o Fainé de turno, poco acostumbrados al ninguneo institucional, más cuando el partido se juega en casa.

No es que las entidades nacionales tengan un enorme interés en Novagalicia -De Guindos sigue descartando un esquema de protección sobre pérdidas futuras, condición que Gugenheim ha aceptado-, pero reclaman igualdad de trato y de condiciones y transparencia en el proceso. "La situación recuerda mucho a la Operación Toro del banco malo", recuerdan desde un banco nacional.

¿A qué se refieren? A la sorprendente primera venta de la Sareb al fondo HIG, cuando el gran favorito para la adjudicación era Lone Star, que incluso había seleccionado con el banco malo los activos del lote. ¿Se repetirá la historia? Todo es posible. El Banco de España sí ve ahora con buenos ojos que un fondo pueda comprar un banco, lo que ha atraído a más inversores internacionales en un locura de entradas y salidas y de idas y vueltas enloquecedora. En Gugenheim miran con asombro el proceso. Ya saben que en España te pueden dejar con con cara de tonto con cierta facilidad...

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