Esta propuesta, que se incluirá en el presupuesto 2017 que el gobierno estadounidense presentará la semana próxima, no tiene prácticamente ninguna posibilidad de ser aprobada por el Congreso, cuyas dos cámaras están controladas por los republicanos. Estos se oponen ferozmente a cualquier ley contra el cambio climático.
Este "canon" sobre el barril, que sería abonado por los grupos petroleros, permitiría "estimular la innovación en tecnologías verdes y transformar el sistema de transporte en las próximas décadas", señala la Casa Blanca, que recordó que el sector de los transportes representa el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos.
Este impuesto permitiría además ofecer un "estímulo claro a la innovación en el sector privado para reducir nuestra dependencia del petróleo", agrega el Ejecutivo estadounidense.
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