'Podemos' y 'Ciudadanos': mismo diagnóstico, distintas soluciones

    • Ambas formaciones canalizan el descontento, pero difieren en las medidas para revertirlo.
    • Desde 'Ciudadanos' defienden el "cambio sensato". 'Podemos' busca las rupturas.


Sensatez. Ese es el calificativo que desde Ciudadanos se trata de transmitir para marcar las distancias con el partido de Pablo Iglesias.
La formación, que ha visto catapultadas en las últimas semanas sus ambiciones electorales, resumía el pasado martes, en un acto masivo celebrado en un teatro de Madrid, el boceto de su programa económico. Un documento de base que hilará sus propuestas de cara a las elecciones y que se completará ahora en distintos encuentros ciudadanos.

Los 'gurús' de estas propuestas son dos economistas de indudable prestigio, Luis Garicano-experto de la London School of Economics-y Manuel Conthe-entre otros, antiguo secretario de Estado de Economía y expresidente de la CNMV.

Ambos expertos 'compiten' con los 'cerebros' de Podemos, los catedráticos Vicenç Navarro y Juan Torres, que el pasado noviembre hicieron lo propio. Sus medidas, condensadas en un documento de principios económicos, marcan las líneas maestras sobre las que ahora trabaja el partido de Iglesias, en base también a los distintos encuentros que sus dirigentes mantienen periódicamente con los distintos actores sociales.

Los dos partidos han emergido con una fuerza hasta ahora desconocida y se perfilan también como los caballos de batalla de un bipartidismo en sus horas más bajas. Tanto Rivera como Iglesias representan el aire de cambio que reclaman los ciudadanos, aspirando a lo mismo: la conquista de la centralidad, ese segmento sociológico dominado por el descontento y en el que parecen diluirse las ideologías. Pero, aunque ambos comparten diagnóstico, difieren al mismo tiempo en enfoque y también en soluciones.

Los dos defienden el cambio, pero Rivera busca la reforma e Iglesias la ruptura. Al menos, en sus términos originarios. Ciudadanos ha tomado la avanzadilla a Podemos con la presentación de sus medidas económicas. Y ese cariz moderado podría llevar quizás al partido de Iglesias a suavizar también las propuestas que defendía en su programa europeo.

Entre sus medidas centrales, la "renta" es eje imprescindible. El concepto, para Rivera, se denomina "complemento salarial anual garantizado", una especie de extra que complete los ingresos más bajos y que ayude a combatir la precariedad, y que se definirá en distintos niveles, en función también de las rentas. El coste de esta medida, según los cálculos de la formación, sería el equivalente al 1% del PIB, esto es, unos 10.000 millones de euros.

Entre tanto, Podemos ha defendido una "renta básica" que de ser en un principio universal ha pasado a estar condicionada a la situación de cada ciudadano, siguiendo las indicaciones de Torres y Navarro. No se ha establecido aún cuantía, ni se ha explicado tampoco si será la misma para todos.

También contempla un "incremento significativo" del salario mínimo interprofesional y el establecimiento de un salario máximo vinculado a éste. La formación no ha aclarado de cuánto será la subida.

En las modalidades de contratación, ambos defienden acabar con la contratación temporal, si bien en este caso, el partido de Rivera se ha mostrado más definido. Propone un modelo de "contrato único" que erradique la temporalidad de las nuevas contrataciones. Las indemnizaciones, señalan, serán crecientes y proporcionales a la antigüedad del trabajador. Podemos propone eliminar las empresas de trabajo temporal.

Su borrador del programa económico contempla además un incremento "extraordinario" de las cotizaciones sociales empresariales o su financiación mediante impuestos mientras dure la crisis económica. Ciudadanos aboga precisamente por lo contrario, rebajar las cotizaciones a las empresas que contraten a parados de larga duración que hayan realizado programas de formación. El partido propone que estos parados tengan acceso a "cheques de formación" para pagar cursos, tutorías o programas de formación online, cuyo uso estará supervisado para evitar posibles fraudes mediante "auditorías aleatorias externas", con las que se podrá determinar incluso la suspensión de estas ayudas.

Al término de estos cursos, los parados recibirán "bonos de contratación", con los que las empresas que los contraten se beneficiarán de una reducción de cuotas a la seguridad social. Para fomentar la contratación se recurrirá también a agencias privadas de colocación y mayor coordinación de los portales de empleo. La cuantía de estos bonos se compensará, afirman desde el partido, con el dinero que se dejará de pagar en prestaciones de desempleo.

El empleo público es otra de las grandes diferencias. Desde Podemos afirman que se incentivará la creación de funcionariado para lograr el objetivo de "pleno empleo". Según el documento de Torres y Navarro, se hará mediante una decidida apuesta por la "infraestructura social", esto es, un cambio en el modelo de inversión, centrando esfuerzos en sanidad, educación y servicios sociales en lugar de obras públicas e infraestructuras. Esa inyección de dinero permitirá crear nuevos empleos en esos sectores, defienden.

Ciudadanos, por su parte, prefiere fomentar la contratación privada y la libre iniciativa empresarial. "Algunos plantean respuestas poco realistas o imposibles de financiar, como la renta universal, crear millones de puestos de funcionarios públicos, u otros subsidios que llevan a aumentar el endeudamiento y terminan siendo fuentes de corrupción", afirman en su documento programático.

Otra diferencia está en su postura ante los sindicatos. El partido de Rivera ha abierto la vía a la eliminación de las subvenciones para destinar los fondos a planes de formación de los trabajadores. Podemos apenas se ha pronunciado a este respecto, aunque sí ha calificado a UGT y CCOO de "casta", igualándolos al nivel de las formaciones políticas.

Dos partidos, dos modelos. Apremiados por el calendario electoral, ambos habrán ahora de terminar de definir sus propuestas para construirse como alternativa al clásico bipartidismo.

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