Putin da inicio a la construcción del gasoducto South Stream

  • El presidente ruso, Vladímir Putin, dio hoy inicio a la construcción del gasoducto South Stream, de 2.400 kilómetros, que permitirá el suministro de gas ruso a los países del sur de Europa a través del mar Negro.

Moscú, 7 dic.- El presidente ruso, Vladímir Putin, dio hoy inicio a la construcción del gasoducto South Stream, de 2.400 kilómetros, que permitirá el suministro de gas ruso a los países del sur de Europa a través del mar Negro.

"Junto al (gasoducto por el mar Báltico) Nord Stream, el South Stream creará las condiciones para el suministro seguro de gas ruso a nuestros principales consumidores en Europa, en concreto, en el sur de Europa. 63.000 millones de metros cúbicos es un gran volumen", dijo Putin, citado por las agencias locales.

El acto, al que asistieron representantes de las cuatro compañías que integran el consorcio operador del proyecto, entre ellas la empresa estatal rusa Gazprom, tuvo lugar en la planta de compresión de gas Rússkaya en la ciudad de Anapa, a orillas del mar Negro.

El líder ruso destacó que South Stream, que pasará por los territorios de Bulgaria, Serbia, Hungría, Eslovenia, Austria, Grecia, Rumanía, Croacia, Turquía e Italia, es un proyecto internacional, ya que "en la primera etapa participarán como mínimo seis países".

"El proyecto ha recibido apoyo político de todos los países participantes, se han suscrito todos los acuerdos intergubernamentales y han sido adoptadas todas las decisiones inversoras. Estoy seguro de que el proyecto será un éxito", indicó.

En realidad, Putin dio hoy el pistoletazo de salida al ramal marítimo de South Stream, que tendrá una longitud de casi 900 kilómetros, más de la mitad por zona económica turca, y unirá la planta Rússkaya con la costa búlgara.

El gasoducto, cuyo coste está estimado oficialmente en unos 16.000 millones de euros, entrará en servicio dentro de tres años, comenzará a suministrar gas a principios de 2016 y alcanzará su máxima capacidad (63.000 millones de metros cúbicos) en 2018.

Por su parte, el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, salió al paso de las dudas planteadas en relación a la viabilidad del proyecto, que algunos tachan de político, y la supuesta falta de suministros para llenar sus tuberías.

"El proyecto es absolutamente demandado por el mercado. La totalidad del volumen que será transportado, es decir 63.000 millones de metros cúbicos, ya ha sido distribuido", dijo.

Miller destacó que South Stream satisface la búsqueda de nuevas rutas de tránsito tanto por parte de Rusia como por parte de la Unión Europea.

Y destacó que se trata del mayor proyecto de infraestructura del continente y que contribuirá al desarrollo no sólo del ámbito de la energía, sino de otros sectores de la economía europea.

La infraestructura gasística nació como respuesta a las guerras del gas con la vecina Ucrania, por donde pasa el 80 por ciento del hidrocarburo ruso para la Unión Europea, que obligaron a Rusia a suspender el suministro con destino a sus clientes europeos.

Gazprom, iniciador junto a la italiana Eni del proyecto en 2008, controla el 50 por ciento del consorcio operador, mientras que los otros tres accionistas se reparten el resto de participaciones (Eni, 20 por ciento; EDF, 15, y BASF, 15).

Uno de los tramos de South Stream suministrará gas al centro de distribución regional de gas de Baumgarten (Austria); mientras otro tercero cruzará Grecia y el mar Adriático hasta la ciudad italiana de Otranto.

La UE, que recibe un 25 por ciento del gas que consume de Rusia, considera que South Stream no podrá ser realizado hasta que la Comisión Europea no dé visto bueno para el tendido de las tuberías por territorio de los Veintisiete.

Este proyecto es competidor del europeo Nabucco, que pretende reducir la dependencia europea del gas ruso con un gasoducto de 4.000 kilómetros desde el mar Caspio hasta Austria, pasando por Turquía, Bulgaria, Rumanía y Hungría.

No obstante, Nabucco parece estancado, tanto debido a su alto coste -más de 20.000 millones de euros-, como por la falta de interés mostrado por países suministradores como Kazajistán o Azerbaiyán.

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