¿Qué diferencia hay entre BFA y Bankia?

  • El Estado ha nacionalizado... ¿el qué? ¿Bankia? ¿BFA? ¿Qué es uno y que es lo otro? ¿Son la misma cosa? Te explicamos, paso por paso, el proceso de creación de ambas entidades y qué ha tomado el Gobierno finalmente.

Bankia pierde 648 millones en Bolsa desde la dimisión de Rato
Bankia pierde 648 millones en Bolsa desde la dimisión de Rato
Álex Medina R. / Ruth Ugalde

Érase una vez siete cajas de ahorro españolas: Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caixa Laietana, Caja de La Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia. En pleno proceso de fusiones del mapa financiero español, todas decidieron unir fuerzas en un SIP (Sistema Institucional de Protección o fusión fría, como se llegó a llamar) a finales del año 2010.

Y lo hicieron bajo el nombre de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), que empezaría a operar como tal a partir del 1 de enero de 2011.

Tres meses después, en marzo del año pasado, las asambleas de las siete entidades acordaron traspasar su negocio financiero y bancario (depósitos, hipotecas... toda la actividad ordinaria de una entidad financiera, en definitiva) a una filial, que fue bautizada con el nombre de Bankia.

Por su parte, BFA quedaría como empresa matriz y se repartiría con Bankia las participaciones que las antiguas cajas tenían en otras empresas. La compañía madre, por ejemplo, se quedó con las acciones en Mapfre, Indra o Banco de Valencia.

También, no lo olvidemos, BFA poseía el 100% de Bankia (pero a eso volveremos más adelante).

En resumen, siempre se argumentó que BFA era el banco malo de Bankia (pese que, en puridad, Bankia pertenece a BFA), ya que se había quedado con la mayoría de los activos más problemáticos, dejando toda la capacidad de negocio en manos de su filial.

Mientras tanto, Bankia recibía todos los honores y anunciaba su salida a bolsa para el 20 de julio de 2011. En concreto, lo que saldría al parqué sería el 55% de las acciones de Bankia, con lo que BFA aún era la propietaria mayoritaria de la filial, con el 45% restante.

El problema es que BFA se vio obligada a pedir un préstamo al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) por valor de 4.465 millones de euros.

¿Por qué? Era la forma de cubrir el agujero patrimonial que BFA presentaba por culpa de ser la entidad que recogía en sus cuentas los activos tóxicos (en su mayor parte inmobiliarios). ¿Y qué es eso del FROB? Es el fondo que creó el Gobierno para cubrir las carencias de las entidades con problemas.

El FROB, por lo tanto, prestó a BFA un total de 4.465 millones a un interés del 7,75%. Aunque, en principio, se trata de un crédito como otro cualquiera, las condiciones incluían la posibilidad de que, en un plazo de cinco años, el Estado convertiría en acciones de la propia banca este préstamo si ésta incumplía las condiciones.

El préstamo quedaría saldado con esta decisión que, en cualquier caso, tendrá que ser autorizada por el Banco de España.

Y eso es lo que hará el Ejecutivo de Mariano Rajoy: tomará el control de BFA, toda vez que se entiende que ese volumen de dinero cubre la mayoría de su valor. Sin embargo, uno de los problemas finales de BFA (y así lo dejó claro el auditor) es que no está nada claro cuánto vale realmente.

Pero, en cualquiera de los casos, el Estado tomará el control de BFA y, como ésta posee el 45% de Bankia, se puede argumentar del mismo modo que controlará la filial.

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