Rajoy exige al sector financiero que vuelva a conceder créditos a las familias y las empresas


El presidente del PP, Mariano Rajoy, exigió hoy al sector financiero que haga "sus deberes" y no olvide "su misión esencial" de servir de "intermediario entre el ahorro y la inversión", volviendo a hacer circular el crédito hacia las empresas y las familias, dado que constituye la "sangre" del sistema económico.
Rajoy, que intervino en el X Encuentro Financiero Internacional de Caja Madrid, propuso "dejarse de florituras" y emitir un "diagnóstico realista" de la situación económica, ante la que no cabe ser "ni complacientes ni timoratos" ni empeñarse en que la realidad es otra de la que es.
En este sentido, desde el principio estableció que "lo urgente es que este sector cumpla con su papel", porque "sin crédito no hay ni inversión ni consumo" y la recuperación económica y la creación de empleo son "una condición necesaria pero no suficiente para que el crédito llege a las familias y las empresas".
Según subrayó, el sistema financiero "es como el sistema circulatorio", porque el cuerpo humano no funciona aunque vayan bien el resto de sus órganos "si la sangre no llega al cerebro". "La sangre de la economía es el dinero y fluye por el sistema financiero", sentenció.
El presidente del PP diagnosticó que la crisis internacional, cuyas primeras manifestaciones situó en otoño de 2008 (es decir, cuando el Gobierno empezó a reconocerla), no se debió tanto a la falta de regulación como a la de supervisión y transparencia, que dio carta blanca a "la imprudencia, el pecado capital más grave de las finanzas", con préstamos a quien no podía devolverlos y mala previsión y diversificación de los riesgos.
A su juicio, en España esto se particularizó con un exceso de riesgo en la financiación de operaciones inmobiliarias, que entre 2005 y 2007 (es decir, con el PSOE ya en el Gobierno, sin remontarse a los años del PP) se desarrollaron con una intensidad que "desafiaba al sentido común".
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Una vez establecida la crisis, Rajoy recordó que el PP apoyó al Gobierno en todas sus medidas de apoyo al sistema financiero, cuya estabilidad considera "una cuestión de Estado". Admitió que los ciudadanos puedan ver "con asombro" cómo los contribuyentes tengan que hacer de "avalistas de los bancos" y piensen que es "el mundo al revés", pero, "pese al coste eventual" que le puedan suponer estos apoyos, pensó y sigue pensando que "merecían la pena".
No obstante, el líder de la oposición criticó la "demasiada lentitud" con que se está produciendo la reestructuración bancaria, que "está retrasando la tan necesaria normalización del sector". Igualmente, lamentó que del crédito sólo se hayan beneficiado las grandes empresas y la Administración, y siga cerrado para familias, empresas, comunidades y ayuntamientos; por ello, pidió al sector público que sanee sus cuentas para no expulsar del crédito al privado.
También señaló que habrá que hacer reformas estructurales para recuperar la confianza y, tras repasar la evolución de los datos de PIB, paro, deuda, déficit e inflación entre 2007 y 2011, se opuso a "mirar atrás" y "buscar reponsables" y abogó por "buscar soluciones" y "huir de las ensoñaciones", una de las cuales sería seguir sopesando si conviene estimular a la economía desde el sector público.
En este sentido, reiteró su apuesta por reformas estructurales en los ámbitos educativo, fiscal, laboral, energía y en la justicia, criticando que la del mercado laboral, a su juicio la única acometida, no entrara en temas como la negociación colectiva y la flexibilidad interna de las empresas, rechazando 71 enmiendas del PP. "Las reformas tienen que hacerse y se harán", aseguró, "por este Gobierno o por el próximo".
Dicho esto, Rajoy retomó su tesis inicial de que si el crédito no llega, no hay nada que hacer, y, en el plano internacional, dijo que "habrá que plantear la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno cuando se han tomado decisiones incorrectas", pare evitar así el "riesgo moral de que se premie la irresponsabilidad y la incompetencia y se castiguen la prudencia y la responsabilidad".
A este respecto, se declaró decepcionado con los resultados de la Cumbre del G-20 en Seúl, dado que, aparte del conflicto de las divisas, no ha concretado medidas para evitar que se repita una crisis como ésta. Adicionalmente, lamentó que la posición del Gobierno español sea "casi deconocida", y que no haya "hecho valer las ventajas y el acierto" de las entidades españolas.

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