Rajoy y Monti descartan crear ahora un supercomisario económico en la UE

  • El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, se han mostrado hoy reticentes a la idea de crear en este momento un supercomisario económico europeo con capacidad de veto sobre los presupuestos nacionales y han instado a la UE a acelerar su integración.

Madrid, 29 oct.- El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, se han mostrado hoy reticentes a la idea de crear en este momento un supercomisario económico europeo con capacidad de veto sobre los presupuestos nacionales y han instado a la UE a acelerar su integración.

En rueda de prensa en el palacio de la Moncloa tras presidir la cumbre hispano-italiana, Rajoy y Monti han sido preguntados por la propuesta de Alemania de dotar de mayor poder al comisario de Economía, respaldada por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y han revelado que han hablado de esa propuesta durante su reunión.

"Esa idea, aisladamente considerada, no me gusta", ha recalcado Rajoy, que considera que Europa debe fijar primero "qué es lo que quiere ser" y "adónde quiere ir" y avanzar en su unión bancaria, fiscal, económica y política.

En ese contexto sí podría hablarse, a su juicio, de la figura de un supercomisario, pero no "si es lo único que se pretende hacer".

La propuesta, ha insistido, "no es para hoy" porque se trata de un proyecto que incide sólo en el déficit público y, aunque su reducción es esencial, se necesita abordar "todo en un paquete".

Rajoy ha apostado por "repetir la operación" que se puso en marcha con el euro en la década de 1990, cuando también se atravesaban momentos difíciles, pero había un objetivo claro y unidad para conseguirlo.

Para Monti, la idea del supercomisario, que ya salió a relucir en la última cumbre europea, es un "mito".

A su juicio, la propuesta "no suena bien" si lo que se busca es dar credibilidad y confianza a los mercados, que pueden pensar que los instrumentos de los que ya dispone la UE -desde el Tratado de Maastricht, hasta el pacto por el crecimiento y el empleo y el reciente pacto fiscal- no funcionan.

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