La moneda brasileña había cerrado en 3,878 por billete verde el viernes, hundido en su menor valor en 13 años, afectado por los efectos de una severa crisis en Brasil y la decisión de la agencia S&P de retirar el grado inversor al país la semana pasada.
Pero este lunes el real ganó fuerza en una jornada marcada por el anuncio del gobierno brasileño de la presidenta Dilma Rousseff de implementar un nuevo plan de austeridad para intentar cubrir su déficit.
El plan consiste en postergar ajustes salariales y contrataciones del sector público, eliminar 10 de los 39 ministerios, reducir mil empleos y podar gastos en construcción de infraestructura. También contempla recortes en el sensible terreno de los programas sociales, una bandera de los gobiernos izquierdistas del Partido de los Trabajadores (PT), en el poder desde 2003.
La séptima economía del mundo recorre su quinto año de bajo o nulo crecimiento, mientras el gobierno enfrenta un torbellino político con pérdida de popularidad y poca fuerza para negociar.
En lo que va del año, el real se depreció 30%. En 2014, la moneda brasileña cerró con una pérdida de 13%.
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