Los ricos también están notando la crisis. Para comprobarlo no hay más que echar un vistazo a las cuentas anuales de Richemont, uno de los conglomerados del lujo más importantes de todo el mundo. La firma controla marcas tan lujosas como Cartier en joyería, Montblanc en instrumentos de escritura o Chloé en accesorios.
La multinancional francesa ha cerrado su ejercicio fiscal (el 31 de marzo) con una contracción del 18% de su beneficio neto, que alcanzó los 603 millones de euros. Además, según informa la agencia Efe, la cifra de negocio de la compañía disminuyó un 4% con respecto al ejercicio anterior (hasta los 5.176 millones de euros), mientras que el resultado de explotación bajó el 14% (al registrar 830 millones de euros).
A pesar de que Richemont considera que sus resultados son satisfactorios y que su situación financiera es sólida dentro del contexto económico adverso, los inversores no parecen opinar lo mismo. Las acciones de la firma francesa están siendo penalizadas con una caída del 2%, hasta los 37,8 euros por acción.
En poco más de un mes, los títulos de la firma gala han perdido más de un 10%, aunque, de momento, mantiene los beneficios acumulados en lo que va de año. Desde el 30 de diciembre, Richemont se ha revalorizado un 8%. Por ello, la recomendación de los analistas sigue estando más cerca de comprar que de vender acciones de la compañía.
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