La soberana británica, de 86 años, sorprendió a la audiencia de la ceremonia de apertura de los juegos olímpicos prestándose a participar en un montaje en el que aparecía junto a Daniel Craig -que interpretaba al legendario James Bond- saltando en paracaídas desde un helicóptero para hacer su entrada triunfal en el parque olímpico, secuencia que hizo las delicias de Sam Mendes.El director, que está a la cabeza de la última entrega de la saga Bond -Skyfall- admite que le "encantó" la idea pero que estaba demasiado nervioso como para ayudar a Danny Boyle -director de la ceremonia- con tan soberana tarea. "Me encantó. Por supuesto, sabía que se estaba grabando la secuencia, pero me dije: 'Permanezco al margen. Bastantes preocupaciones tengo como para ponerme ante cuatro mil millones de personas'. Pero sabía que sería algo grandioso y, a la vez, una magnifica promoción para la película. Digamos que fue una política arriesgada, pero que se desarrolló a la perfección. Pensé: 'Danny, Daniel y la Reina. ¿Qué puede salir de ahí?'", comentó."Esta es una de esas etapas mágicas en la historia de Londres y de Gran Bretaña. Siento que Bond forma parte de este periodo y me siento orgulloso de ello. Precisamente, este año Bond elige volver a Inglaterra con frecuencia. Bond vuelve a casa", añadió a la revista Empire.
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