Por si no tuvieran poco los profesores al inicio de este curso repleto de amenazas de recortes, les surge en el horizonte un nuevo problema en forma de robot incansable a la hora de dar clases. Desarrollado por la compañía francesa Aldebaran Robotics, una de las especialidades de Nao, una máquina de apenas 1,40 metros de altura, es la docencia.
En la actualidad 30 universidades de Japón, EEUU, India, Canadá, China y Arabia Saudí tienen en plantilla 34 unidades de Nao. Su función es la de ejercer como modelo para explicar robótica, pero no es su único uso.
En algunos colegios de Francia e Italia ya se utiliza para dar apoyo a las clases de idioma, al igual que lo haría un profesor de carne y hueso.
Nao es capaz de hablar hasta nueve lenguas, incorpora un reconocedor de palabras y se puede interactuar con él. Es decir, responde a las frases y palabras con las que se le interpela.
Cuesta 12.000 euros, aunque sus creadores aseguran que en poco tiempo bajará de precio, y su software puede actualizarse para que pueda aprender nuevos idiomas y funciones.
El amigo de los niños con autismo
Nao es también el compañero perfecto para niños con autismo y, de hecho, ya se utiliza como tratamiento en algunos casos. Los autistas suelen encontrar dificultades para actuar y expresar sus sentimientos con las personas, pero no con Nao, al que también le gusta jugar.
"El resultado con los niños que sufren autismo es increíble. Nao consigue lo que no puede conseguir un humano: interactuar con ellos, comunicarse, jugar...", asegura uno de sus creadores, quien también reconoce que "la labor de un profesor de carne y hueso es insustituible, pero Nao puede ser una ayuda más a la hora de impartir clases".
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