Zapatero lleva a la presidencia europea la lucha contra los sueldos de oro del sector financiero

  • El Ejecutivo español ha aprovechado la anunciada remodelación de la directiva de fondos y de los recursos propios de las entidades de crédito para filtrar la cruzada contra las retribuciones millonarias del sector financiero. En el caso más extremo, podrían llegar a gravarse con un 50% los bonos de los banqueros.
Ruth Ugalde

Como un añadido dentro de dos medidas ya previstas, José Luís Rodríguez Zapatero ha incluido en su programa económico como presidente de la Unión Europea la guerra contra los sueldos millonarios del sector financiero.

En concreto, durante los próximos seis meses, el Ejecutivo comunitario dedicará gran parte de sus esfuerzos a, literal, “promover políticas de retribución que sean compatibles con una gestión sana y eficaz del riesgo”. La misma arenga que el Gobierno ya ha incluido en la Ley de Economía de Sostenible, aunque en este caso bajo el control del Banco de España.

Este aviso a navegantes, que amenaza con terminar adoptando algún tipo de forma jurídica, aparece como añadido de dos puntos destacados del programa económico de Zapatero: la directiva comunitaria de los fondos de gestión alternativos y la mejora de la calidad de los recursos propios de las entidades de crédito y de las empresas de inversión.

Sendas medidas son hijas de la crisis financiera y de los agujeros que ha demostrado tener el sistema. Unos rotos que Europa lleva meses debatiendo cómo arreglar, sobre la base de unos mejores mecanismos de gestión de riesgos, control interno, valoración y supervisión de activos y mayor transparencia.

Controlar a los banqueros

Todo este desplegable de medidas tiene como objetivo poner coto a los excesos del pasado del sector financiero, cuya avaricia, en demasidos casos, llevó a saltarse los límites del riesgo para seguir engordando unas cuentas de resultados a las que estaban ligadas sus retribuciones variables. De ahí que pueda incluirse la necesidad de mejorar la solvencia de fondos de inversión y entidades de crédito con el control de la retribución de sus responsables.

Hace medio año, cuando empezó a debatirse la necesidad de limitar las retribuciones, hubo un debate entre los defensores de circunscribir esta medidas a las entidades que reciban ayudas estatales y las voces que abogaban por tomar medidas para todo el sector.

Finalmente, parece que en Europa se ha impuesto el segundo bando, sobre todo, después de que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, enarbolara la bandera contra los sueldos millonarios de la banca y consiguiera llegar a un acuerdo con todo el sector financiero de su país para crear un sistema de bonus malus, que liga el varibale de la alta dirección también a las pérdidas y no sólo al beneficio, además de aplazar hasta tres año el cobro de dos tercios de la primas más elevadas.

Era la última semana de agosto cuando Sarkozy arrancó este compromiso al sector financiero galo, y pocos días después salieron en su apoyo la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, Gordon Brown. Un bloque que se presentó en la reunión del G-20 del pasado mes de septiembre con la propuesta de regular las retribuciones de la banca, cruzada que también respaldó, aunque con menor protagonismo y vehemencia el Ejecutivo español.

En la reunión del Ecofin que precedió al G-20, la ministra de Economía, Elena Salgado, ya adelantó que su postura pasaba por apoyar que el control de los sueldos del sector financiero “se incluya dentro del sistema de supervisión de riesgos”, como ha terminado haciendo Zapatero en cuanto ha asumido la presidencia europea.

La hora de la verdad

Tras todas estas reuniones y debates, parece que ha llegado la hora de la verdad, a tenor del programa económico presentado por el nuevo presidente de turno de la Unión. No obstante, todavía está por ver hasta dónde estarán dispuestos los Ejecutivos del viejo continente a apretar las tuercas a las cúpulas.

Entre las medidas más polémicas que hay sobre la mesa está la propuesta de Gordon Brown de gravar con un 50% de impuestos los bonos extraordinarios del sector financiero, idea que ya respaldaron públicamente Merkel y Sarkozy el pasado mes de diciembre.

Pero todos los Gobiernos son conscientes de que una medida de este tipo exige ser tomada con carácter internacional, para evitar la fuga de entidades a países más laxos en esta materia. El hecho de incluirlo en la agenda económica de la presidencia durante los próximos seis meses es ya un primer paso.

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