Guerra abierta

La batalla campal en OpenAI sacude los cimientos de la IA y da poder a Microsoft

El gigante tecnológico incorpora a parte de la cúpula del dueño de ChatGPT y lo hará también con parte de la plantilla. Sería una adquisición 'de facto' sin un solo dólar de por medio.

Sam Altman
La batalla campal en OpenAI sacude los cimientos de la IA y da poder a Microsoft
AP/LAPRESSE

La batalla corporativa que se está viviendo desde la pasada semana en el seno de OpenAI ha sacudido los cimientos del sector tecnológico y amenaza con cambiar el equilibrio de fuerzas entre los grandes titanes ‘tech’. En 72 horas de infarto, en las que se ha despedido fulminantemente a su CEO, muchos colocan a Microsoft como gran beneficiario. Recluta a varios de los perfiles tecnológicos más relevantes de este sector en un momento clave. Y además se asegura la incorporación de otros muchos más en caso de que los centenares de firmantes de una carta dirigida al consejo cumplan su amenaza y se vayan a la nueva división comandada por su exjefe. A cambio, la empresa en la que ha comprometido hasta 10.000 millones de dólares en la última financiación firmada -para tomar hasta el 49% de las acciones- se queda en una situación extremadamente débil.

Hasta el pasado viernes, OpenAI era una suerte de ‘verso suelto’ en un sector tecnológico gobernado por gigantes. Su estructura de gobierno corporativo es ‘sui generis’, precisamente por el empeño de Altman de levantar capital -entre fondos de capital riesgo como Thrive Capital y entre gigantes ‘tech’ como Microsoft- para crecer a mayor velocidad. Pero la realidad es que ese compromiso de inversión del creador de Windows u Office le permitiría llegar a rozar el 50% de las acciones de esa filial de ‘beneficios capados’ (OpenAI Global LLC) que gestiona el negocio de las suscripciones y de productos vinculados a ChatGPT y el resto de tecnologías. Pero la gobernanza -y la prueba de lo sucedido en la pasada semana- estaba centralizada en un consejo independiente por lo que no estaba bajo el control de ninguno de los grandes (tampoco de Microsoft, que se enteró del cese fulminante apenas unos minutos antes de su anuncio)... hasta ahora.

La pugna ha acabado con dos de los principales ejecutivos -y cofundadores- de OpenAI fuera de la disciplina de la empresa y con el anuncio de su fichaje por Microsoft. De esta forma, la compañía dirigida por Satya Nadella se aseguraba que todo seguía en su órbita. El giro de los acontecimientos vivido este lunes agranda esa órbita, pues centenares de empleados -más de medio millar, según publicaban diversos medios estadounidenses- amenazaron con marcharse al igual que Sam Altman y Greg Brockman a esa nueva filial si no dimitían todos los consejeros y hacían volver a ambos directivos.

Este fichaje en masa supone prácticamente el colapso de OpenAI y una victoria de Microsoft. Incorporará el talento, después de haber proporcionado gran parte de toda la infraestructura informática y de la nueva para el desarrollo de ChatGPT y el resto de productos y servicios. Hay que tener en cuenta que el reclutamiento de ingenieros, científicos y otros técnicos especializados en IA es uno de los asuntos que más preocupa en las cúpulas de los gigantes, debido a la fuerte competencia entre todas las grandes compañías.

Prueba de lo que supondría para la empresa hasta ahora dirigida por Altman ese éxodo masivo es el giro de guión interpretado por el también cofundador y científico jefe, Ilya Sutskever, que había sido uno de los críticos del exCEO y uno de los que más habría presionado internamente  en el órgano de decisión para su salida ante las diferencias de criterio en cuanto al desarrollo de la tecnología, su explotación comercial y la relación con la seguridad. Él es uno de los firmantes de esa carta y en su perfil de Twitter, donde se ha librado también una batalla por el relato entre los diferentes grupos y protagonistas, aseguraba este lunes: “Lamento profundamente mi participación en las acciones tomadas por el consejo”. Insistía en que quería llevar a cabo las medidas que hicieran falta para hacer regresar a los ejecutivos despedidos (o dimitidos).

Como telón de fondo de esta batalla campal corporativa se encuentran las dos visiones que gobiernan hoy el desarrollo de la inteligencia artificial a nivel global y su influencia en el día a día de empresas y ciudadanos. Por un lado, los técnicos más especializados y conservadores que alertan sobre un crecimiento exponencial que podría poner en riesgo la seguridad. Por otro, los directivos -e inversores- que buscan acelerar al máximo en esta carrera para llegar el primero y hacerse con un negocio creciente. Prueba de ello es la cifra aportada el pasado verano por OpenAI: estaba en disposición de alcanzar 1.000 millones de dólares anuales -unos 80 millones al mes, frente a los 28 millones generados en 2022-.

Mucho por aclarar

Según publicaba estos días la agencia de noticias estadounidense Bloomberg, el evento celebrado el pasado 6 de noviembre, en el que Altman presentó novedades junto con el propio Nadella, fue la gota que colmó el vaso con el consejo. La presentación de versiones personalizadas de ChatGPT, que permiten a cualquier crear chatbots que realicen tareas especializadas por su cuenta (toda una señal de alarma para los defensores de la seguridad), habría enfurecido a Sutskever y el resto de técnicos del máximo órgano de decisión.

Aún queda por dilucidar varios aspectos en esta batalla. Primero si los reguladores estadounidenses intervendrán para investigar qué sucedió en esas 72 horas y, sobre todo, el papel de Microsoft (ha conseguido hacer una ‘adquisición de facto’ de la mayor compañía independiente de la IA sin hacer ningún desembolso ni tener que pasar por ningún proceso de revisión como sí pasaron otras compras como la de Activision Blizzard). Luego si se iniciará una batalla legal relevante entre las partes que pueda trastocar las cosas de cara al futuro. Y también cómo quedará la asociación comercial entre la propia Microsoft y OpenAI si finalmente los cientos de empleados acaban recalando en la división de nueva creación liderada por Altman.

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