¿Por qué los alemanes siguen adorando a Angela Merkel?

  • Tras un periodo difícil con la dimisión de dos pesos pesados de su partido y a pesar de la semana de huelga a la que se enfrenta ahora, la canciller alemana disfruta ahora de una renovada popularidad. La manera en que ha capeado los últimos contratiempos ofrecen alguna idea de cómo mantiene su ventaja.
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Siobhan Dowling, Berlín (Alemania) | GlobalPost

Angela Merkel se enfrenta de nuevo a otro difícil malabarismo.

La canciller alemana llegó a la cumbre de líderes de la UE con una inmensa presión para reforzar el cortafuegos de la zona euro (es decir, gastar más dinero) con el fin de evitar el contagio de una todavía frágil Grecia a otros estados con problemas.

Al mismo tiempo, la "canciller de hierro" se enfrentaba a una rebelión en su coalición de Gobierno y a unos votantes que se muestran reacios al gasto que supone rescatar a Grecia y a otros estados de la UE.

La semana pasada Merkel tuvo que reprender a un miembro de su gabinete, el ministro del Interior Hans-Peter Friedrich, después de que comentase que quizás Grecia debería de abandonar la zona euro.

Posteriormente se vio obligada a apoyarse en la oposición para sacar adelante el paquete de ayuda a Atenas, tras producirse una revuelta en sus propias filas.

La mayoría de los alemanes (el 62 por ciento) se opone al nuevo paquete de rescate a Grecia, según encuestas recientes.

Pero aún así, Merkel continúa siendo una líder popular: no pese a, sino debido a, la crisis del euro.

Los alemanes están impresionados por su posición dura frente a la crisis, que todavía no ha tenido un impacto directo sobre ellos.

Tras un más que dificil 2011, Merkel disfruta ahora de amplia popularidad. La manera en que ha manejado los últimos problemas ofrece alguna idea de cómo mantiene su ventaja.

Equipo Merkel

"Los alemanes pueden ser hostiles a los rescates, pero sienten que Merkel actúa por su bien", asegura Manfred Guellner, director de la empresa de estudios de mercado Forsa.

"La mayoría de la gente cree que está haciendo lo necesario para protegerles de los peligros que podría suponer la crisis del euro", asegura Guellner. "Están asustados de que en algún punto la crisis pueda empezar a afectarles personalmente".

La insistencia de la canciller en la austeridad de la zona euro también conecta bien con los electores alemanes, que están alarmados ante la perspectiva de tener que continuar rescatando a más países derrochadores.

Por primera vez en 20 años, los alemanes están más preocupados por la crisis del euro que por el desempleo, que ahora está en su nivel más bajo desde la reunificación, según explica Andrea Roemmele, profesor de Ciencias Políticas de la Escuela de Gobernanza Hertie en Berlín.

En diciembre, en una cumbre crucial de la UE, Merkel forzó un pacto fiscal que limitará los déficits presupuestarios a sólo el 0,5 por ciento del PIB. Tan sólo Gran Bretaña y la República Checa se negaron a firmar el acuerdo.

"Ha transmitido que la gestión de la crisis está prácticamente en manos de Alemania", dice Ulrike Guerot, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores en Berlín. "Se trata de un pacto fiscal diseñado por Alemania, y eso por supuesto se refleja también en las encuestas".

Solidaridad alemana

Mientras gran parte de Europa se desliza hacia la recesión, Alemania se enfrenta a un creciente resentimiento por parte de naciones que luchan contra el impacto de lo que se percibe como una austeridad impuesta desde Berlín.

Algunos analistas han criticado a Merkel por fijar la limitación de los presupuestos y la austeridad cuando sus países necesitan desesperadamente estrategias de crecimiento.

Pero esa hostilidad (como demuestran las comparaciones con el nazismo hechas por la prensa griega) ha beneficiado a Merkel en casa.

"Los ataques desde el exterior han provocado un sentimiento de solidaridad en Alemania", dice su biógrafo, Gerd Langguth, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Bonn. "Se la ve como alguien que está defendiendo los intereses de Alemania".

Además, Merkel dista de estar aislada en Europa.

Tiene el respaldo de un grupo de países del ala dura, incluyendo Austria, Holanda y Finlandia, así como los países Bálticos.

"Sería injusto decir que se trata de uno contra 26", asegura Constanze Stelzenmueller, de la German Marshall Fund. "De hecho, parece haber una especie de división Norte-Sur".

Mientras tanto, en casa, el apoyo a Merkel es sólido.

Las últimas encuestas de Forsa, difundidas el pasado martes, muestran que su índice de aprobación personal ha aumentado (pese a las dudas de los alemanes sobre la crisis del euro) hasta un 64 por ciento, dos puntos más que en diciembre. Disfruta de hecho en su mayor nivel de popularidad en la actual legislatura, que comenzó en 2009.

Guellner asegura que actualmente hay una correlación directa entre el amplio apoyo a Merkel y el apoyo a su partido, el Demócrata Cristiano, que ahora están en un 38 por ciento de aprobación. Con pocos rivales creíbles, dentro de su partido y también en la oposición, Merkel logra mantener una posición sólida.

Pero si bien Merkel ha recuperado la confianza de los votantes, todavía tiene que luchar con la realidad política en Berlín.

El año pasado su popularidad se vio mermada a raíz de su giro de 180 grados en la política de energía nuclear, tras el desastre de Fukushima, en Japón.

Sus detractores lo vieron como un cambio oportunista antes de unas elecciones regionales clave.

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