Los retos inminentes a los que se enfrenta Javier Monzón en Prisa

  • El sustituto de Juan Luis Cebrián deberá afrontar decisiones clave para hacer frente a la deuda de 956 millones de euros que cumple en el año 2018.
Javier Monzón expresidente de Indra.
Javier Monzón expresidente de Indra.

“Estamos estableciendo una empresa nueva desde cero”, afirmó Juan Luis Cebrián a finales de septiembre en el entorno de un encuentro empresarial. No han pasado ni dos semanas y esa revolución de la que alardeaba se ha tomado al propio presidente como primera víctima. El próximo viernes, durante el consejo de Administración, Javier Monzón aterrizará en el consejo de Prisa para sustituirlo en el cargo. El tiempo apremia en cuestiones vitales para el futuro del grupo de comunicación y el expresidente de Indra tiene trabajo a corto plazo.

El periplo de Cebrián como primer ejecutivo ha durado cinco años, ya que fue nombrado en 2012, aunque ha tenido mando en plaza desde hace más de una década. En 2005 y como consejero delegado, empujó a Prisa hacia el abismo. Lanzaron una OPA sobre Sogecable para aumentar su participación casi al 50% y dos años después se hizo con el 100% del grupo que por entonces lideraba la televisión de pago en España. Esto lastró sus cuentas hasta llevarlo a una deuda de 5.000 millones de euros.

En este tiempo ha dejado la compañía al borde de la quiebra. La deuda a día de hoy es de 1.481 millones, pero ha ‘adelgazado’ el grupo de forma drástica tras las rondas de desinversiones forzadas por la banca: vendió el 78% que le restaba en Digital Plus por 707 millones de euros a Telefónica, el 25% de Santillana, el 22% de Mediaset y el canal Cuatro. A día de hoy, la capitalización bursátil es de 278 millones de euros, una cifras ridícula si las comparamos con los 4.551 millones en los que estaba valorado el grupo cuando salió a bolsa en el año 2000.

El primer frente abierto para Javier Monzón es la próxima Junta Extraordinaria prevista para el próximo 30 de octubre. En ella tendrá que aprobar la reducción de capital de 160 millones para reestablecer el equilibrio patrimonial, además de hacer oficial el nombramiento de Manuel Mirat como nuevo consejero delegado, decisión que anunció Cebrián en junio.

Edificio de Prisa en Madrid
Foto: El expresidente de Indra, Javier Monzón. (EFE)

Entre sus ‘deberes’ también se encuentra aunar los intereses de los accionistas mayoritarios, como Amber Capital, Telefónica o la banca. Así como devolver a Prisa al camino de la rentabilidad con la obligación de hacer frente a las obligaciones crediticias. En cuestión, el perímetro de la multinacional.

De hecho, una vez que los accionistas mayoritarios no están dispuestos a desprenderse de Santillana a cualquier precio, Prisa ampliará capital por valor de 500 millones de euros para aliviar sus cuentas. Amber Capital ya frenó la desinversión de la editorial en el mes de mayo al considerar la oferta insuficiente. La compañía reactivó la operación con la llegada del verano obligada a cumplir con la banca y abrió las rondas de negociación con Rhône Capital. La compañía estadounidense ofrece unos 1.200 millones de euros por el 75% de la editorial de libros, una cifra un 20% inferior a la que espera obtener Prisa.

Si vende Santillana, Prisa quedaría reducida a El País y La Ser. Le vendría encima un futuro complicado cuando su actividad de libros de texto le genera casi 59 de cada 100 euros que ingresa, según los resultados del primer trimestre de 2017. Paradójicamente, su deuda sería similar a la que tenía en 2006, cuando apostó por comprar en España, Europa y Latinoamérica.

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Prisa necesita dinero de forma urgente para repagar su deuda. Debe afrontar en 2018 un vencimiento de 956 millones de euros al contado. Y para ello es clave la venta de Media Capital (uno de los principales grupos de comunicación de Portugal). El ‘holding’ comunicó a la CNMV que habían suscrito “ un contrato de compraventa" con Altice por 321 millones de euros y solo falta que la entidad reguladora de los medios de comunicación (ERC) de Portugal dé luz verde a la operación. Anacom, el regulador de telecomunicaciones del país vecino, se pronunció en contra ante posibles efectos monopolísticos, aunque este anuncio no es vinculante.

Telefónica, Santander y La Caixa, además de HSBC - que inyectaron 434 millones de euros para salir al rescate de Prisa, poseen actualmente el 31,36% de Prisa, pero las cantidades que invirtieron han perdido todo su valor por el desplome del grupo en la bolsa. Su representación crecerá a principios de 2018 cuando canjeen 100,7 millones de deuda por acciones a un precio de 10 euros, al cumplirse el plazo de los dos años de los bonos convertibles en acciones emitidos en 2016. Es decir, que recibirán entre 10 millones de acciones del grupo de medios de comunicación.

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