Mi casa construida con zanahorias: los nuevos materiales cambiarán el mundo

  • La aparición de nuevos componentes reciclables promete romper el mercado en los próximos años.
Fotografía construcción, grúa
Fotografía construcción, grúa

Todo 'aderezado' con zanahorias. Una pequeña casa en el campo, un edificio de viviendas en la playa o uno de diseño. Incluso un rascacielos, el más alto del mundo si se prefiere. Todas las construcciones que se puedan imaginar reforzadas con resto de remolacha azucarera o zanahorias. No se trata de una nueva versión del cuento de 'Hansel y Gretel', sino de una realidad que puede revolucionar el mundo de los materiales.

En realidad, lo anterior tiene una pequeña trampa. Las construcciones estarán fortificadas por zanahorias o remolacha, sí, aunque no en la forma en la que se conocen habitualmente, como aparecen en los dibujos. Los científicos están utilizando lo que ellos llaman “nanoplaquetas”, que son micropartículas de tan solo unas pocas millonésimas de diámetro compuestas por fibras de celulosa rígida.

A pesar de su pequeño tamaño, son increíblemente resistentes y duraderas y lo mejor de todo, que se pueden combinar con una infinidad de materiales. Además, una de las ventajas, tienen otras muchas más, de estos nuevos materiales es que las nanoplaquetas se pueden obtener de las ralladuras, o de cualquier pieza desechada. Por ello, no representan una competencia real con la nutrición humana. Por lo que no plantean problemas de abastecimiento o de encarecimiento de precio.

Uno de los experimentos más prometedores que hay en la actualidad con este tipo de materiales se realiza en una pequeña ciudad británica, Lancaster, y en la todavía más pequeña universidad que la habita, la Universidad de Lancaster. En ella, el Doctor Mohamed Saafi lleva varios años trabajando y modelando las nanopartículas para que transfieran su dureza al cemento y al hormigón. La idea de Saafi y de su equipo es que dichas microparticulas permitan a ambos materiales de construcción alcanzar su índice de dureza antes y sin tantos aditivos. Lo cual ahorra por un lado dinero y por otro emisiones de CO2. 

En la teoría, las nanoplaquetas parecen funcionar bien debido a sus cualidades, pero la pregunta es ¿Realmente funcionan? La respuesta es que por el momento sí. Aunque quedan algunos años más de estudios y pruebas hasta que dichos materiales lleguen al mercado, los resultados son más que esperanzadores. Según explica el propio equipo de Saafi, 500 gramos de estas nanoplaquetas inyectadas en unos 40 kg de cemento, más o menos un metro cúbico, ofrecen un ahorro del 10% en materiales para alcanzar el índice de dureza requerido. Aunque el cemento o el hormigón no son los únicos materiales a los que se aplican estas nanoplaquetas, también se aplican a pinturas a las que les otorga una mayor dureza una vez se seca en la pared.

Nuevos ‘súper materiales’

Una madera capaz de detener las balas, o una composición que imita al plástico pero que es reciclable y menos contaminante. Células que añadidas al café pueden controlar la diabetes. Las nuevas implicaciones de la biotecnología apenas han comenzado a rodar y ya son una de las grandes esperanzas para cambiar el mundo en los próximos años.

En la Universidad de Maryland, Hu Liangbing y Li Teng, trabajan en desarrollar una “súper madera” capaz de superar en dureza a muchos metales. Para ello, lo primero que hacen es eliminar la lignina, con sulfato de sodio y hidróxido de sodio, en la madera que van a tratar. La idea es que de esta manera los bloques son más fáciles de comprimir, en un proceso que alcanza grandes temperaturas. A tal presión y calor “la mayoría de los poros y las fibras tubulares de la madera se colapsan. Esto multiplica su densidad por tres y su dureza por once”, según explican los propios autores en un reciente artículo publicado en The Economist.

Si la eliminación de la lignina permite que la madera alcance mayores grados de dureza, integrar más cantidad de ella en los tablones tratados permite crear una masa que es capaz de sustituir al plástico. El material, denominado ‘DuraSense’, es una mezcla de fibras de madera con polímeros a base de aceite y otros agregados que se comercializan en forma de gránulos. Cada uno de ellos se pueden fundir y moldear como si fuera plástico. 

Este material es uno de los más revolucionarios del mercado, también de los más ambiciosos, en la lucha por enterrar definitivamente el uso del plástico. En los últimos meses, ha ganado fuerza a lo largo de todo el mundo un movimiento que proclama acabar con los plásticos al sustituirlos por productos reciclabes. En este aspecto, DuraSense podría reducir hasta un 60% el uso de plástico para crear objetos. 

Por último, este nuevo movimiento bioquímico también esta revolucionando el mundo de la salud. Uno de los últimos hallazgos es el de configurar unas células que se añaden al café para regular la diabetes, según ha publicado recientemente la revista Nature. Las células activadas que se incorporarían a la bebida estarían diseñadas de tal manera que liberarían insulina a medida que se digieren. El proyecto innovador lo ha puesto en marcha el biotecnólogo Martin Fusseger y su equipo en Zurich, Suiza. Fusseger logra esas características de las células gracias a que proceden del riñón. Por el momento, solo se ha probado en ratones donde se ha mostrado muy eficaz al ser capaz de controlar los niveles de azúcar de los mismos. El siguiente paso será empezar a probarlo con seres humanos para posteriormente poder implantarse.

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