Así ha reaccionado el ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, en su comparecencia ante los delegados de la conferencia, donde aseguró que Irán "tiene por objetivo poner patas arriba el orden establecido en la región y hasta que no cambie de actitud será muy difícil lidiar con semejante país".
Al Jubeir acusó a Irán de apoyar al Gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, de financiar a los rebeldes huthi en Yemen y de prestar respaldo a otros grupos violentos de la región.
Por contra, el ministro de Exteriores irani, Mohamad Javad Zarif, aprovechó su discurso para exibir su "modestia" en el ámbito del diálogo regional y tender la mano a los países del Golfo. "Bastantes problemas ya tenemos en la región como para no comenzar un diálogo a nuestros hermanos en el Islam", ha declarado.
Sin embargo, Zarif aprovechó para criticar la ideología takfiri, término que Irán usa para describir el radicalismo suní de Arabia Saudí, que sirve de apoyo a grupos islamistas que cuentan con el apoyo del reino árabe.
Asimismo, Zarif rechazó las críticas de países occidentales a su Gobierno tras las pruebas realizadas con un misil balístico. "Irán es impasible ante las amenazas", dijo Zarif en el día de cierre de la conferencia.
"Irán no responde bien a las amenazas. No respondemos bien a las coerción. No respondemos bien a las sanciones, pero respondemos muy bien al respeto mutuo. Respondemos muy bien a los acuerdos para llegar a escenarios aceptables para todos", señaló.
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