Asesinatos de candidatos ensombrecen campaña de elecciones municipales en Brasil

Una serie de asesinatos de candidatos está marcando la campaña de las elecciones municipales del domingo en Brasil y provoca temores de que las tensiones políticas se adentren en territorios peligrosos.

Los crímenes se centran principalmente en el Estado de Rio de Janeiro, con 15 asesinatos de candidatos a alcaldes o concejales en los últimos nueve meses, aparentemente ligados a la presencia de milicias y al crimen organizado.

Pero atentados en otras regiones ganaron los titulares nacionales en los últimos días y podrían tener motivaciones políticas, admitió el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Gilmar Mendes.

Mendes se refería en particular a la muerte de un candidato a alcalde de Itumbiara (Estado de Goiás, centro-oeste), José Gomes Rocha, del PTB (derecha), ultimado el miércoles a balazos junto a un agente policial durante una caravana de campaña. El gobernador en ejercicio del Estado, José Eiton Júnior, resultó gravemente herido, en tanto que el agresor, identificado como un funcionario de la alcaldía, fue abatido.

En Minas Novas (Minas Gerais, sudeste), el alcalde y candidato Gilberto Gomes da Silva, del PPS (izquierda), fue baleado el miércoles desde una motocicleta, aunque resultó ileso.

Gilmar Mendes indicó que ya se había decidido el envío de militares para para vigilar los comicios en 307 municipios de doce Estados.

Una opción recibida en muchos casos con escepticismo, dado que "los aparatos represivos del Estado no entienden los conflictos de esas comunidades y son en consecuencia ineficaces", afirmó el politólogo y juez Joao Batista Damasceno, citado el jueves por el diario carioca O Dia.

Los brasileños elegirán el 2 de octubre (con una segunda vuelta el 30) a más de 5.500 alcaldes, en un ambiente político marcado por la reciente destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, acusada de manipular las cuentas públicas, quien fue reemplazada por su vicepresidente de centroderecha Michel Temer.

En Rio de Janeiro, el asesinato el lunes del presidente de la célebre escuela de samba Portela y candidato a concejal volvió a poner en primer plano el papel de las milicias paramilitares.

Marcos Vieira de Souza, conocido como 'Falcon', de 52 años, del PP (derecha), fue abatido por encapuchados en Madureira, en el norte de la ciudad.

"Falcon" había sido detenido en 2011 bajo sospechas de pertenecer a la milicia que opera en Madureira, la cuna de Portela, pero la justicia lo declaró finalmente inocente.

"Estamos asistiendo a una serie de asesinatos en los suburbios del norte de Rio y todo indica que hay una conexión entre intereses políticos en conflicto y las milicias", dijo a la AFP Michel Misse, un especialista en temas de violencia de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ).

En total 15 candidatos o personas vinculadas a las campañas electorales fueron ultimadas en la Baixada Fluminense, del empobrecido suburbio norte de la ciudad.

Las milicias son herederas de los 'escuadrones de la muerte' que en la época de la dictadura militar (1964-85) "eran contratados por comerciantes o caciques políticos para 'limpiar' la Baixada de pequeños delincuentes o de adversarios incómodos", recordó otro especialista en el tema, Ignacio Cano, de la Universidad del Estado de Rio (UERJ).

Actualmente, los milicianos -policías y expolicías- expulsan a los traficantes de droga y se hacen pagar por sus servicios.

"Es un negocio muy lucrativo, cono el del narcotráfico, y [sus participantes] entran en política porque tienen necesidad del poder para protegerse y extender sus territorios", apunta igualmente la investigadora Alba Zaluar, de la UERJ.

Según el diario O Globo del miércoles, las milicias cobran hasta 120.000 reales (unos 34.000 dólares) por el derecho de pegar carteles electorales en las zonas bajo su control.

El comisario Giniton Lages, que investiga 13 de los 15 asesinatos, explica: "La milicia (...) está imbricada con el poder público y diversifica sus negocios. Y sus miembros tienen que matar para imponerse".

Las milicias ofrecen además diversos servicios a los habitantes de regiones abandonadas por el Estado, en la búsqueda de consolidar su poder.

Servicios alternativos de transporte o de seguridad, venta de bombonas de gas, instalación de wi-fi son algunas de las actividades propuestas. "Con buenos contactos en las alcaldías, resulta fácil bloquear una redada" policial que busque frenarlas, afirma un dirigente político, que pidió el anonimato.

"Lo último que podemos desear es la presencia del crimen organizado en el sistema político. La policía y los organismos de inteligencia tienen que prestarle atención a eso", advirtió el presidente del TSE.

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