Brasil decide el destino de Rousseff en agitada sesión parlamentaria

Los diputados brasileños decidían este domingo en una agitada sesión si la presidenta Dilma Rousseff debe enfrentar un impeachment o seguir gobernando un país convulsionado por las tensiones y en plena recesión.

"Esta abierta la sesión, bajo la protección de Dios y en nombre del pueblo brasileño", dijo el presidente de la cámara, Eduardo Cunha, en un ambiente de extrema agitación, con diputados que entre empujones gritaban "No al golpe" o "Impeachment ya".

Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), es acusada de haber manipulado las cuentas públicas para ocultar la amplitud de los déficits en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015. La mandataria niega esas acusaciones, y las atribuye a una conspiración orquestada por Cunha y por su vicepresidente Michel Temer.

El diputado Jovair Arantes, autor del informe que recomienda el impeachment, subrayó en la primera intervención que esas prácticas de "pedaladas fiscales" -un mecanismo usado para retardar el traspaso de dinero a bancos públicos y privados y a grandes administraciones- generaron "consecuencias drásticas" para la economía.

La diputada Erika Kunha, del PT, subió al estrado con una banda cruzada al pecho que rezaba. "Fuera Cunha", y denunció una tentativa de "golpe" movido por una "lógica de intolerancia y fascista".

Los 513 diputados, en alternancia entre estados del sur y del norte, comenzaron a votar poco antes de las 21H00 GMT. Cada uno es llamado a indicar su preferencia y tiene 10 segundos para justificarla ante un micrófono. Se calcula que los resultados se conocerán a eso de las 00h00 GMT.

Si 342 legisladores (dos tercios) votan por el impeachment, y el Senado ratifica en las próximas semanas esa decisión, Rousseff, de 68 años, será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo.

La sustituiría su vicepresidente, Michel Temer, quien podría gobernar hasta el fin del mandato en 2018 si los propios senadores declaran a Rousseff culpable en un plazo de 180 días.

Ese escenario mostraría la puerta de salida al "lulismo", del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), figura emblemática del hoy maltrecho ciclo de gobiernos de izquierda en la región.

"Se desató una batalla entre un gobierno incompetente, sustentado por un partido [el PT] que traicionó sus ideales, y una oposición hipócrita, liderada por un legislador acusado de delinquir, llamado Eduardo Cunha", dijo a la AFP Sylvio Costa, director de la publicación especializada Congresso em Foco.

La crisis política brasileña es observada con preocupación por el resto del mundo, a menos de cuatro meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio.

Las manifestaciones convocadas por ambos bandos eran al caer la tarde menos concurridas de lo que se anticipaba, aunque la afluencia podría incrementarse con el proceso de votación, que puede ser seguido por pantallas gigantes.

En Brasilia, se adoptó un dispositivo para recibir a 300.000 personas, separando a los partidarios y adversarios del impeachment con una valla de paneles metálicos de un kilómetro tendida a lo largo de la explanada de los ministerios.

Pero hacia las 20H30 GMT, había apenas 7.000 partidarios de Rousseff y 18.000 del otro bando, según estimaciones de la policía.

Los opositores, envueltos en banderas de Brasil y vestidos de verde y amarillo (los colores nacionales), se ubicaban del lado derecho de la valla (mirando hacia el Congreso) y los progobierno, vestidos de rojo, del izquierdo.

En Sao Paulo, una gran multitud se congregó frente a la federación patronal FIESP, lugar habitual de las protestas antigubernamentales de las últimas semanas.

"Vine porque necesitamos juntar fuerzas para sacar a este gobierno. Ya estuve en todas las manifestaciones anteriores y estoy segura que la votación será positiva y habrá impeachment", dijo a la AFP la profesora jubilada Ana Valeria (no quiso dar apellido), de 62 años.

En Rio de Janeiro, la playa de Copacabana fue ocupada por la mañana por los partidarios de Rousseff, y por la tarde por sus adversarios.

Según el diario Folha de Sao Paulo, había concentraciones en unas sesenta ciudades, que movilizaban antes del inicio de la votación a apenas 21.000 partidarios del gobierno y a 62.000 opositores.

La jefa de Estado trató de mantener su rutina y dio por la mañana un paseo en bicicleta por la zona del Palacio de Alvorada, aunque lo acortó a 15 minutos, en lugar de los 50 habituales, informó la estatal Agencia Brasil.

En un momento pasó delante del Palacio de Jaburu, residencia de Temer, que la víspera recibió a un centenar de políticos, para tratar de amarrar las fidelidades en la Cámara y preparar un futuro gobierno.

A inicios de la semana, en un audio difundido involuntariamente, según dijo, Temer llamó a formar un "gobierno de salvación nacional" y a realizar "sacrificios" para sacar al país de una recesión que entra en su segundo año.

También Rousseff aseguró que, de sobrevivir al impeachment propondría un "pacto" a todas las fuerzas políticas para que Brasil pueda salir del pozo.

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