Cameron preside su último gabinete como primer ministro británico

El primer ministro David Cameron presidía este martes su último consejo de ministros tras seis años al frente del gobierno británico, a la espera de pasarle el relevo a Theresa May, que estará encargada de llevar a cabo el Brexit.

El último día de Cameron como primer ministro llega mucho antes de lo previsto, tras los inesperados vuelcos en la lucha por reemplazarlo en el poder, todo ello menos de tres semanas después del histórico referéndum del 23 de junio sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

La ministra del Interior Theresa May fue finalmente declarada el lunes líder del partido conservador, tras la retirada de la ministra de Energía, Andrea Leadsom, la última adversaria a ese cargo que permanecía en liza.

Cameron había anunciado anteriormente su renuncia tras haber fracasado en su intento de que el Reino Unido votara mayoritariamente a favor de la permanencia en la UE.

May, de 59 años, tendrá que decidir de inmediato cuándo invoca el artículo 50 del tratado de Lisboa, que prevé el procedimiento para retirarse de la UE y otorga dos años de plazo para llegar a cabo las negociaciones de salida de la Unión.

"Brexit quiere decir Brexit, y haremos de ello un éxito", aseguró tras hacerse con el liderazgo del partido conservador --mayoritario en el Parlamento-- y añadió que va a "negociar el mejor acuerdo" de salida de la UE, y construir "un nuevo papel en el mundo" del Reino Unido.

La canciller alemana Angela Merkel demandó al Reino Unido aclarar "rápidamente" sus intenciones. "La misión de la nueva primera ministra será aportar claridad en lo que concierne a la futura relación de Gran Bretaña con la UE", subrayó este martes.

Cameron presentará su renuncia el miércoles a la reina Isabel II tras su última comparecencia ante el Parlamento, por la mañana en el marco de las habituales preguntas semanales al primer ministro.

La monarca pedirá entonces a May formar un nuevo gobierno.

May se convertirá en la segunda mujer primer ministro del país tras la conservadora Margaret Thatcher, que dirigió el gobierno en los años 80.

La próxima primera ministra apoyó muy discretamente la permanencia del Reino Unido en la UE antes del referéndum. Ahora tiene que contar con los apoyos de los pesos pesados del Partido Conservador, por lo demás dividido en esa consulta.

Queda por saber qué ocurrirá con quienes en el partido lideraron la opción pro-Brexit, entre ellos la propia Leadsom, el ministro de Justicia Michael Gove y el exalcalde de Londres, Boris Johnson. Su futuro es aún incierto.

Según la prensa, el actual ministro de Exteriores Philip Hammond podría heredar el cargo de ministro de Finanzas ocupado por George Osborne, quien a su vez lo reemplazaría en el Foreign Office.

En todo caso, su gobierno deberá incluir a partidarios del Brexit, en un intento de apaciguar a una partido conservador que ha salido dividido del referéndum, y probar a los británicos que piensa aplicar aquello por lo que los electores han votado.

Entretanto, en el campo de los laboristas, sigue la guerra de jefes después de que la diputada Angela Eagle anunciara oficialmente que cuestiona la legitimidad del actual líder Jeremy Corbyn y que se iba a presentar contra él para dirigir el partido.

Corbyn, triunfalmente electo en septiembre por los militantes para dirigir al Labour, no ha conseguido imponerse ante la mayoría de los dirigentes del partido, que lo consideran demasiado radical e incapaz de ganar unas elecciones nacionales.

Las críticas aumentaron con el referéndum sobre el Brexit, con una moción de desconfianza de 170 diputados laboristas y la dimisión de las dos terceras partes de su gabinete en la sombra.

El comité ejecutivo del partido estaba reunido este martes para decidir si Corbyn puede automáticamente volver a ser candidato a dirigir el partido o si debe obtener el apoyo de 50 diputados para aspirar a ello, lo que puede revelarse complicado.

De ser reelegido, los expertos predicen una posible implosión en el seno del laborismo.

Un signo elocuente sobre el nerviosismo reinante, fue que Corbyn tuvo que hacer un llamado a la calma este martes después de que alguien lanzara un ladrillo contra una ventana de la oficina de Angela Eagle.

"En el pasado, yo también recibí amenazas de muerte. Llamo a todos los miembros del partido Laborista y a los militantes a actuar con calma", dijo.

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