Canciller de Brasil inicia en Argentina nueva era en relación bilateral

El nuevo canciller brasileño, José Serra, fue recibido el lunes por el presidente Mauricio Macri y su par argentina, Susana Malcorra, entre algunas protestas, en lo que constituyó el primer encuentro oficial que simboliza la sintonía que buscan dos gobiernos afines en América Latina.

Malcorra recalcó que con Serra hicieron "un inventario, una primera reunión para saber dónde estamos parados".

Aunque Serra no apareció ante la prensa, su colega argentina defendió la postura del gobierno de Macri de respetar el proceso que provocó la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff por un juicio político que puso al vicepresidente Michel Temer en su cargo, en un proceso criticado por otros países de la región.

"Brasil es el socio de Argentina y lo que pasa en Brasil afecta a lo que pasa en Argentina. No tenemos alternativa más que trabajar con ellos", dijo Malcorra en una conferencia de prensa en la que el presidente Macri oficializó la postulación de la canciller para ocupar la secretaría general de la ONU.

Ante las críticas de partidos de izquierda argentinos y otros gobiernos que consideran que Buenos Aires está "legitimando un gobierno golpista" en Brasil, Malcorra no consideró que estén aislados.

"No somos los únicos que hemos reconocido este proceso", dijo la canciller. "Sí, es cierto que hay países latinoamericanos que han hecho una lectura distinta, inclusive de la posible aplicación de la carta democrática. Nosotros no lo vemos así", agregó.

Recordó que estuvieron en constante comunicación con el gobierno de Rousseff en los días previos a la decisión parlamentaria de aprobar el juicio político.

"Si en algún momento encontramos que no se respeta la institucionalidad que corresponde, entonces estaremos allí pero no hemos visto hasta ahora que eso sea así y nos sentimos muy sólidos en ese sentido", enfatizó Malcorra.

El bloque regional Unasur así como los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua cuestionaron la legitimidad del proceso de suspensión de Rousseff a mediados de mayo.

Serra y Malcorra firmaron un Memorándum de Entendimiento para el establecimiento de un mecanismo bilateral de Coordinación Política, en el que participó el ministro de Hacienda y Finanzas argentino, Alfonso Prat-Gay.

Antes de esta firma en el Palacio San Martín, sede de la cancillería argentina, un centenar de manifestantes cantaron "Fuera Temer, fuera Serra", en portugués.

Malcorra sorprendió al recibir a Serra detrás de las rejas perimetrales y con un despliegue policial, se pudo ver el saludo diplomático entre ambos cancilleres.

Con carteles que mostraban la foto de Serra con la leyenda, "Se Busca - Golpista", los manifestantes esperaron al canciller brasileño desde temprano. En la protesta había varios brasileños y otros militantes de agrupaciones de izquierda del país anfitrión.

"Estoy aquí porque hoy tenemos en Brasil un gobierno de facto, ilegítimo, que no cuenta con el apoyo de la gente, que no tiene el respaldo del voto", dijo a la AFP Mateo Salvis, un brasileño que vive en Buenos Aires. "Está en el gobierno solo para limpiar sus delitos porque son todos corruptos", apuntó.

Serra es una de las figuras prominentes del gabinete del actual jefe de Estado interino, Michel Temer, quien detentará el poder mientras el Senado juzgue a Rousseff por supuesta manipulación de las cuentas públicas.

Durante el desarrollo de la crisis política brasileña, Argentina expresó confianza en la solidez de la democracia del país vecino, su principal socio comercial en la región, y en medio de su postura sobre todo cauta, consideró que el cambio podía ser una "oportunidad" para refundar el Mercosur.

El nuevo canciller brasileño, José Serra, anunció el miércoles pasado un cambio de rumbo en la política exterior que priorizará los intereses económicos del país y no estará anclada en afinidades ideológicas o partidarias.

Serra, dos veces candidato presidencial por la socialdemocracia, dijo que "la diplomacia volverá a reflejar de manera transparente e intransigente los legítimos valores de la sociedad brasileña y los intereses de su economía al servicio de Brasil como un todo y no más de las conveniencias y las preferencias ideológicas de un partido político y de sus aliados externos", dijo Serra.

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