Claves para entender la etiqueta energética y ahorrar hasta un 43% en la factura de luz y agua

  • Los hogares españoles podrían ahorrar 2.960 millones de euros anuales usando de forma eficiente sus electrodomésticos y conociendo a fondo el etiquetado energético.

    Un hogar con una lavadora, lavavajillas y secadora de clase A podría ahorrarse 678 euros durante la vida útil de los electrodomésticos con respecto a uno con aparatos de clase D.

Consumo energético en una casa que pueden hacer los electrodomésticos
Consumo energético en una casa que pueden hacer los electrodomésticos
E.M.

Reducir la factura energética, a través del uso eficiente de la energía, es uno de los objetivos de buena parte de las familias, que durante los últimos años, en mayor o menor medida, han tenido que hacer importantes esfuerzos para llegar a final de mes.

Existen una serie de hábitos que nos pueden ayudar a rebajar considerablemente el consumo y convertir nuestra vivienda en un hogar eficiente. Algunos de ellos forman parte ya de nuestras rutinas diarias, como esperar siempre a llenar la lavadora para ponerla, lavar en frío, no dejar la puerta del frigorífico abierta o llenar el lavavajillas; de otros, como del etiquetado energético de los electrodomésticos, conocemos la teoría pero no la ponemos demasiado en práctica. Cuando, conocer a fondo el etiquetado energético de los electrodomésticos, resulta clave para lograr nuestros propósitos de ahorro y de protección medioambiental.

Los hogares españoles tienen un potencial de ahorro del 27,4%, que podría alcanzarse mejorando determinados hábitos y el equipamiento de los hogares, pero este ahorro puede ser del 42,9% solo en electrodomésticos, según se desprende de 10º Índice de Eficiencia Energética en el Hogar, elaborado por la Fundación Gas Natural Fenosa.

El estudio, realizado a partir de 3.800 entrevistas a consumidores, deja patente que ese ahorro: sólo utilizando de la forma más adecuada los electrodomésticos podría llegar a 16.500 GWh por año y supondría unos 2.960 millones de euros anuales.

El 21,7% del consumo energético de un hogar lo realizan los electrodomésticos, por lo tanto prestar atención a la etiqueta energética antes de adquirirlos ayudaría a minimizar considerablemente el impacto en el recibo de la luz.

El etiquetado de los electrodomésticos, vigente desde 1995, es conocido por el 93% de los hogares, pero sólo el 83% lo tiene en cuenta a la hora de elegir sus aparatos eléctricos. La etiqueta energética nos ayudará a saber diferenciar de un vistazo entre distintos electrodomésticos que, pese a ofrecer las mismas prestaciones, consumen menos energía y, por tanto, tienen menos gasto.

Dependiendo del electrodoméstico, la información que nos ofrece la etiqueta es diferente. En todos se puede leer la clase energética, pero en algunos se dan otros datos como los consumos eléctricos, anuales, por ciclo, consumo de agua, nivel de ruido en operación, eficacia de lavado.

En un minuto podemos saber lo que consumen nuestros electrodomésticos y, lo que es más importante, lo que nos podemos ahorrar si los sustituimos por otros más eficientes. Gas Natural Fenosa ha creado una herramienta en la que sólo hay que saber cómo está etiquetada nuestra lavadora para saber si estamos consumiendo más de la cuenta.Cómo leer una etiqueta energética

La etiqueta energética clasifica los diferentes electrodomésticos asignándoles letras y colores: desde la A+++ hasta la G (o D en ciertos casos con el nuevo etiquetado), y desde el verde hasta el rojo. La letra A+++ y el color verde indican la máxima eficiencia, mientras que la letra G y el color rojo indican la menor eficiencia.

Un hogar con una lavadora, lavavajillas y secadora de clase A podría ahorrarse 678 euros durante la vida útil de los electrodomésticos con respecto a uno con aparatos de eficiencia media.

Cabe destacar que las etiquetas sólo son comparables dentro de un mismo grupo de electrodomésticos y que a la hora de asignar las etiquetas se mide el consumo anual de cada tipo de electrodoméstico y al consumo medio se le asigna el punto intermedio entre las letras D y E.

Lo habitual es que un aparato de clase A, el de más alta eficiencia, sea más caro que uno de clase D -que presenta un consumo medio-, pero ese sobrecoste se amortiza en cinco años, gracias a un consumo menor.

Son los fabricantes los que asignan las etiquetas, tras contratar los servicios de laboratorios homologados, y los que aportan fichas con la información energética de los aparatos.

La etiqueta debe estar visible en el producto a la venta, tiene que estar presente en la tienda, en internet o en la publicidad y son los suministradores quienes la entregan y los vendedores los que la presentan.Etiquetas por electrodoméstico

Frigoríficos

Para este tipo de electrodomésticos la eficiencia energética se representa de la A+++ a la D. Hasta hace poco llegaba hasta la G, si bien las tres últimas letras han sido sustituidas por tres clases adicionales A+, A++ y A+++; los signos positivos marcan la eficiencia, cuantos más contengan, mayor será el ahorro.

A la hora de adquirir un frigorífico, lo mejor es comprar unos de clase A+, A++ ó A+++. Las diferencias de consumo entre frigoríficos dependen de características como la capacidad, los números de compresores, el sistema de descongelación y de la eficiencia energética.

El consumo medio de un frigorífico combi con una capacidad de 320 litros útiles con clasificación energética D es de 594,95 kWh por año, mientras que un frigorífico con las mismas características pero con clase A++, el consumo puede disminuir hasta 197,1 kWh al año -el 70% menos-.

Hornos

Los hornos eléctricos tienen desde la etiqueta A a la G. En este caso se distinguen tres tipos de tamaño, dependiendo del volumen del horno.

A modo de ejemplo si se adquiere un horno pequeño de clase energética A, su consumo es 0.60 kWh por uso frente al consumo de un horno eléctrico de 15 años (clase E o F) que es de 1.40 kWh por uso. Las familias españolas usan el horno, de media una vez por semana por lo que al año, se ahorrarían con este cambio 85 kWh.

Lavavajillas

En el caso de los lavavajillas, la etiqueta energética va desde la letra A+++ a la letra D, y tiene en cuenta la eficacia de lavado, la eficacia de secado, el consumo de agua por ciclo y el consumo de energía por ciclo de lavado.

El de clase energética A+, A++, A+++, ayuda a ahorrar dinero y contribuye al  ahorro de energía. También hay que tener presente a la hora de comprar un lavavajillas la capacidad de lavado que se necesita. Si se lava poco resulta ineficiente adquirir un aparato con gran carga, ya que el lavavajillas nunca estará trabajando a pleno rendimiento. 

En este caso, resulta interesante uno que incluya ciclo frío y ciclo económico. Una familia de cuatro personas puede ahorrar con el uso del lavavajillas 200 horas  anuales de las 300 que son necesarias para la limpieza de la vajilla, con el consiguiente ahorro de energía y agua.

El lavavajillas consume agua y electricidad durante el ciclo. El consumo de cada uno de estos elementos depende de la capacidad del aparato y del programa de funcionamiento con el cual se programe. El consumo de un lavavajillas medio de clase energética D es de 372 kWh al año, mientras que uno de clase A, con un consumo energético de 254.4 kWh/año, podríamos ahorrarnos cerca de 118 € a lo largo de la vida útil del aparato, que suele ser de 10 años.

Lavadoras

La clasificación de las lavadoras atiende al etiquetado energético general, desde la letra A+++ hasta la D. En la etiqueta energética aparecen diferentes  especificaciones como: la eficacia de centrifugado, el consumo de agua y el consumo de energía por ciclo de lavado. A la hora de comprar una lavadora, nos debemos fijar en su clase energética y resulta interesante adquirir las que tienen clase A+, A++, A+++.

También es conveniente adquirir lavadoras con diferentes ciclos de lavado, sobre todo ciclos de lavado cortos y económicos, y que permitan elegir la temperatura de lavado.

Además, es importante fijarse en la ubicación del filtro y la facilidad de acceso al mismo, para mantenerlo siempre limpio. 

El consumo de la lavadora depende de las características de funcionamiento: temperatura, ciclo de lavado, revoluciones, carga... 

El consumo energético de una lavadora media de clase energética secadora A es de 171kWh/año, y el consumo energético de una clase D es de 377 kWh/año. El ahorro con una clase eficiente puede ser de 370 euros a lo largo de la vida útil del aparato.

Secadoras

Las secadoras también atienden al etiquetado energético convencional, desde la letra A+++ hasta la D. En la etiqueta energética se indica la capacidad del aparato, el consumo de energía por ciclo, y además se especifica el tipo de secado, si es por extracción o por condensación. 

Las secadoras a gas son las más eficientes, pero si es eléctrica lo más conveniente es que sea de clase energética A y de condensación.

El consumo energético de una secadora media de clase D es de 304 kWh/año, mientras que el de una de clase A es de 167 kWh/año. El ahorro es más considerable si se opta por la clase más eficiente: Casi un 50% y unos 190€ a lo largo de la vida útil del electrodoméstico.

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