Elecciones locales libanesas: test para la sociedad civil ante partidos tradicionales

Los libaneses votaron este domingo en unas elecciones municipales en las que, por primera vez, una plataforma ciudadana rivalizó en la capital, Beirut, con los denostados partidos tradicionales acusados de corrupción e incompetencia.

Los centros electorales abrieron sus puertas a las 04H00 GMT en Beirut y en dos gobernaciones de la región de Beka (este), donde se celebraba la primera etapa de estas elecciones que continuarán hasta el 29 de mayo próximo en las otras cinco gobernaciones del país. La votación comenzó sin incidentes, había precisado el ministerio de Interior, cuyo titular es Nuhad Machnuk, aunque por la noche tras cerrarse los locales de votación a las 19H00 locales (16H00 GMT) fueron denunciadas varias irregularidades por parte de la plataforma civil.

Los resultados serán brindados más tarde por la noche en la capital y las otras dos circunscripciones mencionadas, no obstante la tasa de participación de apenas 20% en Beirut fue decepcionante para muchos, precisamente por la presencia de una lista independiente enfrentando a la clase política tradicional.

Ya de noche, el movimiento civil denunció violaciones y fraudes durante el escrutinio, que durará tres semanas más en el resto del país. Uno de los aspectos controvertidos fue que listas de voto fueron transportadas en vehículos privados, y que algunos miembros de los servicios de seguridad participaron en el recuento de los sufragios.

Se trata de las primeras elecciones nacionales organizadas desde 2010, en un país sin presidente en los dos últimos años, sin un nuevo Parlamento desde 2009, y paralizado por las divisiones políticas exacerbadas a causa del conflicto en la vecina Siria.

Precisamente, la gran novedad de estas elecciones fue la aparición de una lista formada por 24 candidatos independientes, "Beirut Madinati" ("Beirut es mi ciudad", en árabe). Esta plataforma desafió directamente a las formaciones políticas tradicionales como la del exprimer ministro Saad Hariri, cuyo partido "Corriente de Futuro" suele hacerse con la municipalidad de Beirut.

"Incluso, si un solo candidato de 'Beirut Madinati' gana, será una victoria para la sociedad civil. Estamos hartos de esta clase política corrupta", declaraba Elie, un empleado de 43 años, a la salida de un centro electoral en Beirut.

"Hemos sido capaces de hacer mover las cosas", afirmó en una conferencia de prensa tras la consulta Jad Chaaban, un portavoz de Beirut Madinati.

Los movimientos de la sociedad civil, que raramente han logrado imponerse en la arena política libanesa, se han magnificado tras la "crisis de la basura", que puso de manifiesto en 2015 la inacción de los dirigentes, denunciada por masivas manifestaciones sin banderas políticas, hecho inédito en Líbano.

"Beirut Madinati" es una lista compuesta por empleados, docentes, periodistas, pescadores o artistas, como la famosa directora Nadine Labaki ('Caramel'). Con esta plataforma, sus integrantes pretenden apartar a la élite y abordar los problemas cotidianos de un país donde las familias políticas se reparten los cargos desde su independencia de Francia en 1943.

Los diez puntos del programa de la formación prevén una mejora de los transportes públicos de la ciudad, a menudo paralizada por los atascos, y la creación de espacios verdes. Se trata de medidas medioambientales que los otros principales partidos dejan totalmente de lado.

Las elecciones municipales libanesas se celebran cada seis años y hasta ahora las listas habían sido diseñadas por los partidos dirigidos generalmente por exseñores de la guerra civil que devastó el país entre 1975 y 1990.

La clase política libanesa está dominada por dos bandos: el liderado por Hariri y apoyado por Arabia Saudí y Estados Unidos, y el dirigido por el poderoso Hezbolá chiita, respaldado por Irán y el régimen sirio de Basahr al Asad.

Paradójicamente, ambos rivales se unieron para estas municipales para hacer frente a "Beirut Madinati".

En la capital, unos 476.000 electores se han registrado, de un total de 1,8 millones de habitantes. La diferencia se debe a que el sistema electoral prevé que cada ciudadano vote en la localidad de origen de sus antepasados, por lo que muchos habitantes de Beirut no pueden inscribirse en la capital.

En la región de Beka, dominada por Hezbolá, no se prevén sorpresas, a excepción de Zahlé, donde se enfrentaron una lista de una influyente familia local respaldada por Hariri y otra apoyada por partidos cristianos.

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