En un recurso ante la Sección Sexta de la Audiencia el fiscal argumenta, en contra del criterio del juez de instrucción, que el hecho de que Garganté no consiguiese que el médico cambiase el parte de asistencia del mantero --presuntamente para escribir que sus lesiones habían sido por una agresión de un guardia urbano y no por una caída-- no es motivo para considerarlo una coacción leve y reducir el caso a un juicio rápido sin investigación previa.
Todo ocurrió la tarde del 23 de marzo, cuando, tras un dispositivo de la Guardia Urbana contra el 'top manta' en la parte baja de La Rambla, uno de los manteros se lesionó, supuestamente durante la dispersión.
El mantero fue trasladado al centro médico Perecamps y allí se personó Garganté --acompañado de una docena de personas--, que presuntamente pidió al sanitario cambiar el parte y señalar que había sido una agresión, supuestamente de la Guardia Urbana.
El fiscal cree que "el modo en que ocurrieron los hechos, lugar, circunstancias y finalidad" debe conducir a que el caso sea juzgado como un presunto delito de coacciones graves --al contrario de lo que piensa el juez-- y, por lo tanto, tramitarse como un procedimiento de diligencias previas.
EL CAP, "ALTERADO"
Argumenta que presentarse en el centro médico en grupo --del que no formaban parte ni familiares ni tenían relación con la víctima-- "supone un elemento de presión que refuerza" las presuntas coacciones de Garganté.
El fiscal también cree que hay que valorar que los hechos sucedieron en la unidad de urgencias del ambulatorio que se vio "altercado por los incidentes", y que, como mínimo, el grupo de Garganté dificultó con su presencia el trabajo del personal sanitario del centro.
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