Macabro hallazgo en una maleta de Barajas... monos y pangolines listos para ser comidos

  • Una pasajera procedente de Malabo ya había facturado su equipaje en el aeropuerto de Madrid cuando los agentes del Instituto Armado se percataron de lo que trasladaba.

    Los cadáveres de los animales, eviscerados y pelados, estaban ocultos entre camisas y otras vestimentas. La mujer fue denunciada por infringir las normas.

El mono hallado por la Guardia Civil en Barajas.
El mono hallado por la Guardia Civil en Barajas.
D.C.
D.C.

En el marco de la operación 'Thunderbird' que Interpol puso en marcha con motivo del Día Mundial de la Vida Silvestre, para combatir los delitos contra la flora, la fauna y los recursos forestales, los agentes de la Guardia Civil se llevaron una tremenda sorpresa.

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En la maleta de una viajera procedente de Malabo, hallaron en el aeropuerto de Barajas, Madrid, los cadáveres de un mono y dos pangolines, preparados para que su carne sea consumida.

La pasajera que los trasladaba había realizado una primera escala en Casablanca. Su destino final era Bilbao. Al percatarse de la presencia de los agentes del Instituto Armado, abandonó su equipaje en las instalaciones de la terminal aérea.

Los animales muertos estaban envueltos en camisas y otras ropas, eviscerados y pelados. En concreto se trata de un primate, posiblemente un mono colobo, y dos pangolines, según ha explicado el comandante del Seprona, Alberto Madero.

Al parecer, estos animales habían sido preparados para después ser vendidos, con el objetivo de que alguien se los coma. En caso de confirmarse, respondería a la tendencia llamada 'bushmeat', que consiste en aprovechar la carne procedente de animales salvajes (de África, sobre todo) para el consumo humano.

El fenómeno (clandestino) se salta numerosas normas, ya que sus adeptos no tienen en cuenta si se trata de especies protegidas por el convenio internacional CITES, además obviamente de carecer de las debidas validaciones sanitarias.

La Guardia Civil no tardó en encontrar a la propietaria de la maleta, que ya había facturado su equipaje con destino Bilbao. La mujer fue denunciada por una infracción de las disposiciones del mencionado convenio CITES de protección de especies amenazadas. Como lo aprehendido podía suponer un riesgo para la salud pública, la carne fue destruida.

Los investigadores son conscientes de que estos alimentos forman parte de la dieta diaria en algunas culturas y que la emigración a otros países de esos ciudadanos ha introducido la problemática en los territorios de destino.

Así, es frecuente que cuando los emigrantes viajan a su país de origen para visitar a la familia, aprovechen para volver a su residencia con su maletas repletas de estas carnes.

El Seprona es consciente de la dificultad de llevar a cabo actuaciones en esta materia. Primero porque no es fácil identificar a primera vista la especie dado el grado de semiputrefacción o ahumado de la carne, con lo que a veces hay que recurrir a análisis de ADN para determinar la especie, con el consiguiente coste económico que no sufraga el infractor.

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