LAS NIÑAS PIDEN QUE SUS DERECHOS CUENTEN EN LAS POLÍTICAS DE TODO EL MUNDO

Son adolescentes que, sin haber llegado a la universidad, pueden dar clases magistrales de liderazgo y hablar de tú a tú a los mandatarios. Creen que las niñas y las mujeres necesitan hacer oír su voz para mejorar un mundo que, en muchos casos, hasta las aparta de las cifras oficiales y así es difícil de acertar con las políticas. En otros, la injusticia se encarga de convertirlas en víctimas de la violencia, matrimonios infantiles y la discriminación.
Con motivo del Día Internacional de la Niña, que se conmemora el 11 de octubre, la ONG Plan Internacional ha traído a España a varias de esas jóvenes, a las que ha ayudado a conocer sus deberes y derechos y que ahora son líderes activistas en sus comunidades.
Es el caso de Sabina Shrestha, una joven de 17 años que vive en un pueblo al este de Nepal. Defiende los derechos de la infancia en el comité de desarrollo de su comunidad en el ámbito del trabajo social, lo que combina con el instituto. En concreto, trabaja en actividades contra la explotación y el abuso infantil, la violencia de género y el matrimonio temprano forzado.
También ha participado en la creación de una red de niñas y un equipo de fútbol femenino y ha animado a otras niñas a romper los estereotipos en el espacio público.
Sabina Shrestha cuenta a Servimedia que, con su apoyo, su pueblo se ha convertido en el primero de Nepal declarado “amigo y respetuoso con la infancia”. “El cambio tiene que comenzar por uno mismo”, asegura, lo que ha hecho que consiga que su familia la apoye y que en su propia comunidad “muchas personas hayan cambiado su mentalidad”.
En su entorno las niñas se ven “como algo débil, sin valor, que no pueden salir a la calle y no pueden pensar por sí mismas”. Pero, “cuando una mujer tiene educación y capacidad de tomar decisiones, sus hijos también tienen educación y están más sanos”. Y para alcanzarlo, asegura, es crucial que las mujeres tengan visibilidad, como ocurre en su país, donde han alcanzado algunos puestos de responsabilidad en el Gobierno. “Si las mujeres están en el poder luchan por un mundo mejor”, sentencia.
MATRIMONIOS PRECOCES
Shatabdi tiene 15 años y vive en un barrio de Nueva Delhi, en la India. Se unió al programa ‘Ciudades Seguras’ de Plan Internacional hace tres años y conoció los clubes juveniles, un espacio en el que las niñas podían expresarse sin límites y participar en las actividades que más le gustaran.
Hasta entonces pensaba que las niñas no tenían nada que decir y que su vida dependería de un hombre, pues en su entorno la mayoría de las niñas abandonan la escuela para casarse cuando aún son adolescentes.
También ha participado en clases de defensa personal impulsadas por el Gobierno para garantizar la seguridad de las pequeñas y organizó una evaluación de seguridad en el trayecto a su instituto. Así logró más presencia policial e iluminación, lo que ha reducido casi en un 90% los casos de acoso que ocurrían cerca del colegio.
La seguridad de las niñas y mujeres también corría peligro cuando acuden a los baños públicos del barrio, pues las casas carecen de ellos y las infraestructuras reservadas para las mujeres no tenían ni puertas ni cerrojos, así que tras movilizar a su comunidad logró que la Administración construyese uno nuevo.
Asegura a Servimedia que las mujeres “no cuentan” en la sociedad patriarcal india: “Si hay algo que discutir, se discute entre el abuelo, el padre y el hermano”.
“Los hombres que están en puestos de poder y gobierno ven los problemas desde su perspectiva. Cuando las niñas y mujeres están en política es cuando de verdad se emprenden medidas para solucionar sus problemas. Se necesitan más mujeres en el poder. Sólo si ellas empiezan a tomar decisiones es cuando se va a conseguir un mundo más igualitario”, revindica.
CONSTRUIR LA PAZ
Yadis Xiomara Chocó Mina vive en una zona rural al sur de Colombia y tiene 15 años. Es la pequeña de cuatro hermanos y participa en el proyecto ‘Usa tu poder para construir paz’, con el que se ha convertido en un referente para su municipio en la defensa de los derechos y su aportación a la paz. También se ha formado en temas de gestión del riesgo de desastres, con perspectiva de género.
Dice que, en su entorno, las niñas y mujeres están “destinadas” a “ciertas labores”, como las relacionadas con el hogar, la cocina y el cuidado de los bebés. “Los hombres tienen más autoridad. Falta mucho camino por recorrer”, indica.
Colabora con la ONG desde los nueve años, algo que ha cambiado de forma “totalmente drástica” y que ha percibido en su forma de pensar y expresarse.
Afirma a Servimedia que “las niñas y mujeres tienen que tomar el poder no para mandar, sino para ser iguales que los hombres”. “Tenemos que tomar la palabra porque tenemos derecho a tomar nuestras decisiones y participar en la política”, sentencia.
‘GIRL POWER’
Brisa Isela Bucardo Gutiérrez tiene 16 años y vive en el noroeste de Nicaragua. Estudia Secundaria y colabora con el proyecto ‘Girl power’. Además de acompañar a adolescentes víctimas de violencia, participa en un programa de radio para promover la prevención del embarazo, violencia intrafamiliar y salud sexual.
Desde hace cinco años colabora con la ONG, algo que ha revolucionado su vida. “Mi familia ha cambiado totalmente y yo era una niña tímida, que me sentía invisible y con miedo a decir lo que pensaba. Ahora no tengo miedo y conozco mis derechos y mis deberes. Soy la que digo a mis hermanos y a mi familia que algo está mal y me escuchan, nos toman como una prioridad y como líder en la comunidad, incluso a la hora de tomar decisiones”, confiesa en una entrevista a Servimedia.
“Las mujeres políticas entienden la marginación y el sufrimiento por el que han pasado muchas mujeres. Entienden más el maltrato que han pasado las demás. Así es como puede haber cambios en la comunidad. Los hombres en la política sólo piensan en medidas para los adultos. Ellas invierten más dinero para la educación y el apoyo a las niñas. Así hay menos embarazos y violencia. Es un gran cambio, y no se trata de dominar al hombre, tiene que haber una igualdad”, concluye.

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