China consideró este miércoles que la condena de Naciones Unidas de su controvertida nueva ley sobre las ONG extranjeras está "llena de prejuicios y sin fundamento", y exigió que la institución retirase su declaración.
El texto, que el parlamento chino -controlado por el Partido Comunista- aprobó casi por unanimidad la semana pasada, amplía los poderes de la policía sobre estas organizaciones y les prohíbe reclutar miembros o recoger fondos en el país.
Al menos mil oenegés extranjeras trabajan en China, desde organismos caritativos hasta grupos de defensa del medio ambiente, pasando por estructuras universitarias.
Tres ponentes especiales de la ONU para los derechos humanos consideraron que las disposiciones de la ley son "extremadamente amplias y vagas", y que éstas "podrían ser utilizadas para intimidar o asfixiar cualquier opinión o punto de vista divergente en el país", según la página web del Alto Comisario de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Pekín se "opone firmemente" a esta declaración, que constituye una "injerencia flagrante en la soberanía jurídica y de asuntos interiores de China", declaró Hong Lei, portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores durante una rueda de prensa ordinaria.
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