Yihadista malí juzgado en la CPI por destrucciones en Tombuctú se declara culpable

El yihadista malí juzgado en la Corte Penal Internacional (CPI) por la destrucción de mausoleos catalogados como Patrimonio Mundial de la Humanidad en Tombuctú se declaró culpable este lunes, marcando un hito en la historia del tribunal, ante el cual nunca nadie había reconocido los cargos en su contra.

"Su señoría, lamento decir que todo lo que he escuchado hasta ahora es verídico y refleja los acontecimientos", declaró Ahmad al Faqi al Mahdi, tras la lectura de los cargos imputados. "Me declaro culpable", agregó Ahmad al Faqi al Mahdi.

Es la primera vez que un acusado se declara culpable ante la Corte Penal Internacional de La Haya, tribunal internacional permanente que juzga crímenes de genocidio, de guerra y de lesa humanidad.

Este juicio acumula además otras tres primicias, ya que se trata del primero por destrucción de un patrimonio cultural de la humanidad, el primero contra un presunto yihadista y el primero vinculado al conflicto de Malí.

Los expertos esperan que el juicio contra Ahmad al Faqi al Mahdi, el primero contra un presunto yihadista y que inaugura también los procesos por el conflicto en Malí, envíe un "mensaje contundente" respecto al pillaje y la destrucción patrimonial en todo el mundo.

"Atacar y destruir sitios y símbolos culturales de comunidades es una agresión a su historia", afirmó a la AFP la fiscal Fatou Bensouda. "Ninguna persona que haya destruido lo que encarna el alma y las raíces de un pueblo debería poder escapar a la justicia", añadió.

La audiencia, que comenzó a las 09H00 (07H00 GMT) durará una semana, indicaron los jueces. La acusación y la defensa pronunciarán sus alegatos y el veredicto y la sentencia se emitirán con posterioridad.

La acusación afirma que el encausado, un hombre con gafas, nacido hacia 1975, era un miembro de Ansar Dine, un grupo yihadista vinculado a Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI).

Ansar Dine controló el norte de Malí durante casi diez meses en 2012, antes de que una intervención internacional impulsada por Francia los expulsara de la mayor parte del territorio.

Como jefe de la brigada islámica de la moral, el acusado habría ordenado y participado en los ataques contra los mausoleos, destruidos a golpe de pico, azada y punzón.

Tombuctú, conocida como la "ciudad de los 333 santos", venera en sus mausoleos a una serie de personajes que, según los expertos malienses del islam, son considerados como los protectores de la ciudad y a quienes los creyentes acuden para pedir bodas, implorar lluvia o luchar contra enfermedades.

Estos ritos chocan con la visión fundamentalista del islam, cuyos seguidores intentaron erradicarlos antes de destruir los mausoleos, según la acusación.

El acusado se declarará culpable ya que, según su abogado, Mohamed Auini, es "un musulmán que cree en la justicia". También quiere "pedir perdón a los habitantes de Tombuctú y al pueblo malí".

Las destrucciones se convirtieron en "una táctica de guerra para sembrar el miedo y el odio", había escrito recientemente la directora general de la Unesco, Irina Bokova, en la revista "International Criminal Justice Today".

El objetivo de estos ataques es "hacer trizas al propio tejido de la sociedad", añadió Bokova, para quien es "esencial" que estos crímenes no queden impunes

Este juicio podría sentar un precedente en el mundo, máxime cuando la lista de sitios en peligro no deja de aumentar. Una de las incorporaciones recientes fue la ciudad antigua de Palmira, parcialmente destruida y saqueada por los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

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