Adiós a la primera dama en Egipto

  • Apoyan a sus maridos cueste lo que cueste, pero las esposas de los candidatos presidenciales de Egipto no están interesadas en vestir la etiqueta de primera dama ni, mucho menos, en que las comparen con su predecesora, Suzanne Mubarak.

Belén Delgado

El Cairo, 21 may.- Apoyan a sus maridos cueste lo que cueste, pero las esposas de los candidatos presidenciales de Egipto no están interesadas en vestir la etiqueta de primera dama ni, mucho menos, en que las comparen con su predecesora, Suzanne Mubarak.

Mientras ven acercarse el desenlace de un proceso electoral que puede cambiar sus vidas, todas ellas han ocupado un lugar casi invisible en la campaña y han preferido centrarse en sus actividades cotidianas.

Una de esas mujeres de carácter reservado es Laila Badaui, casada con el ex secretario general de la Liga Árabe y uno de los principales favoritos, Amro Musa.

Procedente de una familia de clase alta, Badaui conoció a su marido por casualidad, según confesó en una reciente entrevista al diario oficialista "Al Ahram", y a los tres meses ya se había comprometido con él a través de unos parientes, a la manera tradicional.

Pronto se adaptó a la vida de diplomático que Musa llevaba en países como Estados Unidos, donde ella completó sus estudios de Informática en la Universidad de Columbia y tuvo a sus dos hijos, Hazem y Hania.

Ahora que es abuela, Badaui apenas aparece en público y dedica su tiempo a su familia y a la defensa del medio ambiente.

Esta discreción la comparte con Nagla Mahmud -esposa del candidato de los islamistas Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi-, que rechaza que la mujer del presidente de Egipto cumpla una función política o social.

"El islam nos enseña que los dirigentes de un país son como sus sirvientes. Una mujer debe servir a su marido de la misma forma en que él sirve a la sociedad", explicó a "Al Ahram" esta egipcia, que pertenece al movimiento islamista y suele participar en actos caritativos.

Su relación con Mursi le llevó a acabar la educación secundaria e irse a vivir con él una temporada a Estados Unidos, donde dio a luz a dos de sus cinco hijos y donde trabajó como traductora para las mujeres que querían abrazar la fe islámica.

Un perfil más liberal presentan las esposas del candidato izquierdista Jaled Ali, Nagla Hashim, y del "naserista" Hamdin Sabahi, Seham Negm.

La primera es activista e investigadora en derechos humanos, mientras que la segunda fundó una asociación de mujeres, conoció a Sabahi en un ambiente de luchas estudiantiles y cree firmemente que la primera dama debería ayudar a la sociedad y alejarse de la política.

Entre las candidatas a habitar el palacio presidencial también están la prolífica autora de libros infantiles Amani Hasan el Ashmawy, hija de un destacado dirigente de los Hermanos Musulmanes y cónyuge del islamista Mohamed Selim al Awa, o la ginecóloga Alia Jalil, pareja del también islamista Abdel Moneim Abul Futuh y sobre la que muy poco se conoce.

Otro de los aspirantes, el ex primer ministro Ahmed Shafiq, enviudó en plena campaña electoral tras la muerte de su esposa, Azza Taufiq, después de una larga enfermedad.

Cuando se trata de su intimidad, la mayoría de candidatos apenas ha mostrado su lado familiar en la campaña y, a diferencia de otros países donde la primera dama desempeña un papel relevante, se ha querido restar importancia a esta figura, que en Egipto creció a la sombra del expresidente Anuar el Sadat, asesinado en 1981.

Su mujer, Yihan, fue una destacada defensora de los derechos de la mujer, pero era vista con recelo por gran parte de la sociedad egipcia por sus maneras occidentalizadas y su elitismo.

Este desdén por la figura de la primera dama creció con la esposa del derrocado presidente Hosni Mubarak, Suzanne, quien amasó una vasta fortuna de origen incierto en los treinta años de gobierno del "rais" y, no conforme con dirigir obras sociales, despachó los asuntos políticos con gran influencia sobre su marido.

"La gente estaba insatisfecha con Mubarak, entre otros motivos, por la actuación de su mujer en los asuntos públicos", afirmó en una reciente entrevista televisiva el candidato Musa.

Su competidor Abul Futuh también se ha manifestado en contra de mantener el título de primera dama y apostó recientemente por que la esposa del presidente sea una mujer "como otra cualquiera, normal".

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