Ali Bin Al Hussein, un príncipe militar ante su segunda oportunidad

  • El príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, con formación militar y rango de general en su país, se presenta por segunda vez a las elecciones para dirigir la FIFA, después de haber perdido en mayo ante Joseph Blatter, pese a que el escándalo del 'FIFAGate' acababa de estallar.

Entonces llegó a forzar una segunda vuelta en las elecciones, pero siendo consciente de que no podía ganar en ella decidió abandonar en ese momento. Blatter apenas resistió después cuatro días, antes de que la presión por la corrupción revelada en su organización le obligara a anunciar su próxima marcha y la convocatoria de un nuevo Congreso electivo.

"He seguido tus esfuerzos a lo largo de la campaña y he sido testigo de tu trabajo y tu compromiso para elevar el fútbol en todo el mundo", le dijo públicamente el rey Abdalá de Jordania a su hermanastro Ali después de aquella derrota ante Blatter, afirmando que se sentía "orgulloso" por su intento.

En el despacho de Ali hay una foto de su padre, el rey Hussein, que tuvo a Ali en su tercer matrimonio, con la reina Alia, una jordana de origen palestino que murió en un accidente de helicóptero en 1977, apenas dos años después del nacimiento del hombre que aspira ahora a presidir la FIFA.

Su formación ha seguido un plan exhaustivo para conjugar la tradición jordana con la vocación occidental.

Habla perfectamente inglés y en su carácter pragmático y elegante en las formas ha tenido influencia la cultura anglosajona. Empezó formándose en Amán, pero luego paso a vivir en Estados Unidos, donde se diplomó en 1993 en la Salisbury School, en el estado de Connecticut.

Luego le tocó cumplir con una tradición de la familia real jordana, la de adquirir formación militar, y pasó a la Academia de Sandhurst, en Gran Bretaña. Con lo aprendido allí, sirvió como jefe de la seguridad especial del rey jordano de 1999 a 2008, antes de volcar su trabajo en el deporte, su gran pasión, que divide entre la lucha grecorromana y el fútbol, ese último con más intensidad en los últimos años.

Tras su aventura de mayo, el príncipe Ali se mostró crítico con antiguos aliados, en alusión a la UEFA y Michel Platini, que entonces le respaldaron contra Blatter, pero que en las nuevas elecciones se desmarcaron pronto de él. Platini no pudo presentarse al ser suspendido por la FIFA por ocho años, pero la UEFA centró su apuesta en el suizo-italiano Gianni Infantino, su secretario general.

"Fui candidato (en mayo) porque estaba convencido de que la FIFA necesitaba un cambio. Y yo tuve el arrojo de luchar por el cambio cuando los otros tenían miedo", proclamó en septiembre cuando anunció su candidatura en un discurso en el anfiteatro romano de Amán.

Presidente de la Federación Jordana de Fútbol desde 1999 y exvicepresidente de la FIFA, un cargo ese último que abandonó en mayo de 2015 tras su derrota electoral, Ali se ha esforzado por defender su proyecto de "transparencia" y "reformas profundas".

Sus dotes de negociador le permitieron en su día conseguir que la FIFA autorizara que las mujeres pudieran jugar con la cabeza cubierta, una medida considerada muy importante para el mundo musulmán.

"Soy un ferviente partidiario del fútbol femenino. Quiero que todas las niñas y mujeres puedan jugar en este gran deporte", defiende.

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