Alivio e indignación en las viviendas sociales de Madrid que no se desalojan

  • Entre copas de cava, risas y llantos, pero con indignación e incertidumbre, así han recibido los vecinos de las viviendas sociales del distrito Centro de Madrid el hecho de que la empresa que iba a adquirir estos inmuebles haya descartado su compra.

Gonzalo Domínguez

Madrid, 7 dic.- Entre copas de cava, risas y llantos, pero con indignación e incertidumbre, así han recibido los vecinos de las viviendas sociales del distrito Centro de Madrid el hecho de que la empresa que iba a adquirir estos inmuebles haya descartado su compra.

Con el grito de alegría de uno de los afectados -"vecinos, que no nos echan"- se enteraron muchos de los inquilinos de que la compañía Renta Corporación había descartado la compra de los cinco edificios de alquiler social puestos en venta por la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS), que había alegado que el acuerdo recogía la "posibilidad de enajenación", una "opción positiva" para "poder mantener" sus actuaciones "sociales".

A continuación, los aplausos llenaron los patios de las castizas corralas: "parecía una película de Almodóvar", afirma Soraya, una de las vecinas.

Sin embargo, aunque el desalojo inmediato que temían parece haber quedado atrás, el ambiente entre las 117 familias que viven en los cinco edificios no es de total optimismo, ya que temen que la empresa del Ayuntamiento de Madrid llegue a un nuevo acuerdo con otra compañía y ello les obligue a abandonar sus casas.

La EMVS madrileña seguirá trabajando con las familias que no puedan acceder al mercado de vivienda libre, "de acuerdo a las características" de cada una y a su tipo de contrato, según han informado hoy Fermín Oslé, consejero delegado de la empresa municipal.

Estas declaraciones coincidían con la visita de hoy a las corralas de los portavoces del PSOE en el Congreso y en el Ayuntamiento de Madrid, Soraya Rodríguez y Jaime Lissavetzky.

"Es que han jugado con nuestra dignidad durante este tiempo y pueden seguir haciéndolo", afirma Ángel, vecino de la calle de la Madera que se ha convertido en uno de los líderes vecinales.

Con contundencia, Ángel -ebanista jubilado de 81 años- asegura que la actitud de la EMVS ha sido "lamentable", porque "vinieron riéndose de los vecinos, sin decir nada claramente y generando mucha confusión".

La indignación se acrecienta cuando explica que intentaron convencerle ofreciéndole un piso mejor: "Aquí o nos vamos todos con las mismas condiciones o ninguno", coinciden Ángel y su mujer Manuela.

"Es terrible que una institución que es de todos utilice el patrimonio público para especular", asevera su hijo Ángel Manuel.

Toda esa confusión generada por el frustrado intento de venta, del que los vecinos solo tuvieron conocimiento por los medios, ha generado situaciones muy complicadas entre los inquilinos, muchos de ellos mayores de 70 años, algunos de ellos con enfermedades crónicas o en riesgo muy alto de exclusión social.

"En el último mes apenas he podido dormir, es peor que una enfermedad", afirma Josefa de 72 y con problemas respiratorios y movilidad muy limitada.

"Yo, que tengo enfermedades crónicas, he empeorado mucho en este mes, tomo más pastillas que nunca", subraya Manuela, de 77.

"No cabe duda de que han puesto en riesgo la salud de estas personas", apostilla Ángel Manuel, quien destaca que estas viviendas "cumplen una función social, no son beneficencia ni caridad".

Mari Carmen, madre de tres hijos de 20, 8 y 6 años y a cargo de su madre septuagenaria, recibe a Efe con alivio: "Es que si sacan a mis hijos del colegio y de su barrio les afectaría muy gravemente".

La decisión de Renta Corporación de no comprar para evitar un "conflicto social" y por "falta de estabilidad" para realizar la operación, según la empresa, han dibujado una sonrisa entre todos los vecinos.

"Hemos luchado y hemos vencido", afirma Mari Carmen, quien advierte que "si vienen nuevos compradores les haremos frente igual o con algo más gordo".

"El gran problema es que la EMVS y los políticos han querido engañarnos, querían quitarnos derechos y se han encontrado con que no se lo vamos a permitir", concluye Soraya.

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